Estados Unidos retiró en la noche del lunes al martes sus últimas tropas de Afganistán después de veinte años de guerra contra los talibanes, con lo que terminan dejando nuevamente al movimiento islamista al mando de un país devastado.

El último contingente de soldados estadounidenses que controlaba la desesperada evacuación de extranjeros y afganos en riesgo despegó del aeropuerto de Kabul el lunes poco antes de medianoche, culminando una retirada que dañó la imagen de Estados Unidos como superpotencia.

Combatientes talibanes se dirigieron rápidamente al aeropuerto, el último rincón de Kabul que escapaba a su poder, y dispararon sus armas hacia el cielo para celebrar su victoria dos décadas después de ser apartados del poder por la coalición internacional.

El movimiento islamista hereda un país devastado a pesar de los miles de millones invertidos por Estados Unidos en su reconstrucción, y enfrentado a una pobreza extrema, la sequía y la amenaza yihadista del Estado Islámico (EI).