El pasado miércoles, Nicaragua y Honduras suscribieron un tratado de límites que define sus fronteras en el mar Caribe y en el golfo de Fonseca, en el océano Pacífico, con base en sentencias de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

En un acto realizado en Managua, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su homólogo de Honduras, Juan Orlando Hernández, firmaron el “Tratado Integracionista del Bicentenario” como un “paso histórico”. En él, ambos dicen aceptar los límites establecidos entre Honduras y Nicaragua en el mar Caribe trazados por la CIJ en sentencia del 8 de octubre de 2007.

Según el medio nicaragüense Confidencial, este tratado de delimitación fronteriza tiene más trasfondos políticos y diplomáticos para ambos gobernantes que beneficios concretos para Nicaragua y Honduras.

Expertos en relaciones internacionales, académicos y analistas políticos consultados por Confidencial realizaron diversas lecturas sobre las acciones de los mandatarios.

La exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras Julieta Castellanos Ruiz señala que la firma del tratado tiene varias lecturas, entre ellas que Juan Orlando Hernández estaría garantizando contar con el apoyo de Nicaragua como un lugar de refugio, en caso de tener que salir de su país por las investigaciones que enfrenta por posibles vínculos con el crimen organizado.

Otra lectura sería que este tratado es una respuesta diplomática conjunta de Nicaragua y Honduras a la hostilidad política por parte del mandatario salvadoreño, Nayib Bukele.“El presidente Bukele ha mantenido comentarios alusivos a la reelección presidencial de Hernández y a los señalamientos y problemas de supuestos vínculos con el narcotráfico en el partido de Gobierno”, explicó Castellanos.

El presidente Hernández se ha visto salpicado de muchos escándalos políticos. Su hermano, Tony Hernández, está condenado en EE. UU. por tráfico de drogas hacia el país norteamericano, y en medio de este caso se señala al mandatario hondureño de haber conspirado junto con su hermano para ejecutar esas operaciones.

“Este tema de las acusaciones de vínculos con el narcotráfico desgastó mucho al gobierno de Hernández. Por eso es que se ha pensado que el Presidente, ante un probable pedido de extradición, está pensando seguir los pasos de los exgobernantes de El Salvador (Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, acusados de corrupción), que incluso han recibido la ciudadanía nicaragüense y como Nicaragua no tiene tratado de extradición con EE.UU., sería un lugar seguro”, añadió Castellanos.

Para Carlos Murillo Zamora, experto en temas de relaciones internacionales y docente de la Universidad de Costa Rica, “esto se trata de un espectáculo para la opinión pública, donde Ortega pretende decirle al mundo que su vecino viene a su país para firmar programas conjuntos. Esto hay que verlo más allá de las relaciones bilaterales Honduras- Nicaragua, sino en el trasfondo de los intereses personales de los dos gobernantes. Juan Orlando Hernández finaliza pronto su periodo presidencial y tiene serios cuestionamientos. Honduras ha sido declarado por instancias académicas y políticas como un narco-Estado y hay que recordar que el hermano del Presidente hondureño está detenido en Estados Unidos y que se cuestionan los negocios de Juan Orlando”.

“Esto también hay que enmarcarlo en la decisión que sorprendió en el marco de la OEA, cuando Honduras se abstiene de la resolución sobre Nicaragua hace unos días. Esto hace pensar que como ha ocurrido con otros mandatarios, el próximo año Managua tendrá otro residente ilustre que sería el ya expresidente de Honduras, para evitar ser juzgado y deportado, una vez que pierda la inmunidad presidencial”, insistió Murillo Zamora a Confidencial.

Vacunación

El analista político y exdiputado opositor nicaragüense Eliseo Núñez Morales considera que “la visita del Presidente hondureño obedece a dar un golpe de imagen en esta situación que ha escalado sobre la vacunación de nicaragüenses en Honduras. Lo que firmaron no tiene realmente importancia. Eso fue muy aparte de lo que Ortega y Juan Orlando Hernández pretendían: dar una imagen de que están juntos y que Ortega gestionó estas vacunas con el gobierno hondureño”. El gobierno de Honduras informó que, en los últimos días, cerca de 35 mil nicaragüenses fueron vacunados con los biológicos Pfizer y Moderna.

La reacción de Bukele

Una de las primeras reacciones a la firma de este tratado entre Honduras y Nicaragua vino del gobernante salvadoreño Nayib Bukele, quien según lo expresado por Ortega, fue invitado a participar del acuerdo. Bukele se pronunció sobre la firma de este acuerdo por medio de su cuenta en Twitter, ironizando sobre el asunto. “¿Qué creen que estuvieran diciendo @dw_espanol, @nytimes, @washingtonpost y sus medios afines, si yo hubiera firmado este mismo idéntico tratado geopolítico con Ortega? Exacto. ¿Qué estuvieran diciendo los demócratas en la Casa Blanca? Exacto”, escribió en la red social.