En los cuatro años de este gobierno se han registrado 75 mil 419 casos de desnutrición aguda en el país, y reporte de uno de cada dos niños con desnutrición crónica se mantiene.

La desnutrición es un tema del que se habla desde hace décadas en Guatemala, pero los esfuerzos por reducirla son escasos. Al inicio de este gobierno las cifras oficiales daban cuenta de que uno de cada dos niños menores de cinco años tenía desnutrición crónica, y la situación no ha cambiado. Mientras que en 2019 se reportaban 15 mil 395 casos con un cuadro agudo, el promedio en los últimos cuatro años es de 18 mil 800 anuales.

Dicha situación nos mantiene en lista negra de los países con más niños desnutridos crónicos, ocupando el primer lugar de América Latina y el tercero en el mundo, pese a que el Gobierno ha destinado millones de quetzales para atender el flagelo.

Si bien está condición la desencadenan múltiples causas, la nutrición inadecuada es parte del problema. En hogares rurales está es una constante por la inseguridad alimentaria con la que lidian diariamente 3.2 millones de guatemaltecos, según el último reporte de la Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria en Fases (CIF).

Mientras los casos de niños afectados no dejan de ocurrir y de aumentar, el Plan Operativo Anual de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Poasán) ha tenido en cuatro años más Q31 mil 141 millones para el combate a la inseguridad alimentaria, cuya manifestación más severa es la desnutrición infantil.