Analistas guatemaltecos dan su punto de vista sobre las tensiones que se viven en aquella región del mundo entre las exrepúblicas soviéticas, pero que involucra a EE. UU. y al globo entero.

El conflicto entre Rusia y Ucrania, que tiende a agudizarse tras el reconocimiento de Moscú de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, preocupa al mundo. Aparte de los impactos económicos que representaría una escalada bélica, también está en juego la estabilidad y la seguridad del globo.

En esta conflagración tienen participación no solo las exrepúblicas soviéticas, sino también —en principio— EE. UU. y la Unión Europea, lo que hace que las repercusiones, si es que llegan a involucrarse en una posible guerra, sean para todos.

Guatemala no sería la excepción. Analistas, incluso, ven posibles efectos políticos en la región si las hostilidades se incrementan puesto que esto acapararía la atención de EE. UU. que descuidaría sus políticas hacia América Latina, continente inmerso en medio de regímenes considerados autoritarios y donde abundan los señalamientos de corrupción.

El Ministerio de Relaciones Exteriores emitió el martes 22 de febrero un comunicado en el que insta a las naciones involucradas a buscar una salida pacífica del conflicto; sin embargo, a la vez llamó a consulta a su embajador en Moscú y condenó “enérgicamente” el reconocimiento de Rusia a “las llamadas repúblicas separatistas de Ucrania”.