Guatemala es de los pocos que deciden continuar respaldando a nivel internacional a Taiwán, mientras que países con economías similares o más frágiles han optado por dar su apoyo a la República Popular de China.
Este gigante, no solo por su extensión geográfica, se ha posicionado como un robusto pilar en la economía mundial, haciendo que decenas de países deseen tenerlo como aliado, más que como rival.
Sin embargo, Guatemala opina distinto. Su relación de más de seis décadas se mantiene incólume, al menos hasta el momento y, según se prevé, en el futuro mediato.
Mauricio Chaulón, historiador y antropólogo social del Instituto de Investigaciones de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, hace un repaso de las relaciones bilaterales desde la década de los sesenta.
“Podemos fijar la fecha establecida con Taiwán en 1960, desde enero, cuando se firma el acuerdo de relaciones diplomáticas, pero no es sino hasta el 22 de septiembre de ese año que se abren las respectivas embajadas”.
El conflicto que dio lugar a “las dos Chinas”, de 1945 a 1986, fue “la Guerra Fría”. En aquel entonces el apoyo mundial que recibió Taiwán en detrimento de China llegó a ser casi incuestionable.
“En la práctica, todos los países de Europa Occidental y de América Latina apoyaban a Taiwán, pero poco a poco eso fue cambiando cuando —la República Popular de— China fue reconocida. Esta, a su vez, en la década de los setenta, pone como condición que para establecer relaciones diplomáticas con Pekín deben dejar de reconocer a Taiwán”, precisa el historiador.
“Durante el gobierno de Richard Nixon, Estados Unidos oficializa sus relaciones con China, pero hasta la fecha sigue el reconocimiento a Taiwán”, añade.