Colocadas una al lado de la otra, las tres Piedades permitirán estudiar la evolución del arte de Miguel Ángel y su maduración espiritual.
Las tres Piedades que realizó Miguel Angel, la Bandini, la Rondanini y los moldes de la expuesta en San Pedro, estarán juntas por primera vez en una exposición que permitirá estudiar la evolución artística del genio del Renacimiento y el estado de ánimo que cambió con su edad.
La Sala de la Tribuna de Miguel Ángel del Museo Opera de Florencia albergará desde el 24 de febrero una exposición con la Piedad Bandini, la única que se encuentra en la ciudad toscana y cuya restauración acaba de finalizar dando nueva vida a la escultura y descubriendo sorpresas.
Además se podrán contemplar los moldes de la Piedad más conocida, la que se encuentra en una sala lateral de la basílica de San Pedro,y la Piedad Rondanini, conservada en el Castillo Sforzesco de Milán.
«Colocadas una al lado de la otra, las tres Piedades permitirán estudiar la evolución del arte de Miguel Ángel y su maduración espiritual, desde su primera juventud, cuando en Roma esculpió la obra que ahora se encuentra en la nave lateral norte de la Basílica de San Pedro, hasta su última temporada, cuando, ya anciano, trabajó en la Piedad que está en Florencia y luego en la Piedad Rondanini», explicaron los organizadores.
Un viaje de 50 años
Las tres esculturas contarán un viaje artístico de más de 50 años que comenzó con la ambición del joven que incluso escribió su nombre en el pecho de la Virgen hasta la identificación personal el anciano artista, que se retrata como Nicodemo en la Piedad Bandini. Mientras que la reflexión sobre su muerte se refleja en la ejecución de la Piedad Rondanini, explican.
Además, la exposición servirá para apreciar la última restauración de la Piedad Bandini y tras la que se descubrió que la hipótesis de que un anciano y atormentado Miguel Ángel quiso destrozarla a martillazos seguramente no fue verdad y que el no haber acabado la obra se debió a los problemas con el mármol.
Durante los estudios se detectaron en el mármol varias huellas de pirita, mineral que, al ser trabajado, seguramente habría provocado chispas, lo que hizo que probablemente el artista abandonará la obra porque era imposible seguir adelante.
Con la Piedad del Vaticano (1498-1499), el artista con 23 años impresionó a todos tal era la belleza del Cristo desnudo sostenido amorosamente por la Virgen, un jovencísima mujer, y cuya juventud fue criticada por muchos como impropia de la Virgen.
En 1553, su discípulo Vasari, en una visita al estudio del artista, tuvo la impresión de que Miguel Ángel no quería mostrarle la Piedad Bandini, una escultura en la que había trabajado mucho pero debido a sus continuas crisis no llegó a terminar. Tratando de variar la posición de las piernas de Cristo, el escultor provocó la rotura de un miembro y entonces, alrededor de 1555, es cuando se dice que acabó destrozándola.
Los expertos consideran la Piedad Rondanini el resultado final de un largo viaje de arte y fe. Se dice que el proyecto se remonta a los años entre 1552 y 1553 y Miguel Ángel trabajó en él hasta el final, y de hecho, la obra se encontró en el estudio de Miguel Ángel después de su muerte.