Más de 350 núcleos familiares de guatemaltecos han sido deportados y abandonados por el Gobierno de Estados Unidos en Villahermosa, México, y luego llevados por el Gobierno mexicano a la frontera El Ceibo, donde los migrantes viven una pesadilla.

Decenas de desconsolados y desprotegidos migrantes guatemaltecos, junto con sus pequeños hijos, siguen llegando con las manos vacías y sin ningún apoyo a la frontera El Ceibo, que divide México y Guatemala, luego de ser deportados cuando intentaban hacer realidad el sueño americano, que se transformó en una increíble pesadilla. 

Duro camino

Los migrantes han sido expulsados de Estados Unidos junto con sus pequeños hijos, con quienes atraviesan un momento complicado, ya que tras llegar sin dinero y sin ayuda a México, son expulsados por el Gobierno mexicano, que los traslada en buses a la frontera de El Ceibo, donde quedan abandonados, sin ninguna protección, sin comida y desorientados.

“Es injusto y triste todo esto porque no nos dejan pasar a Estados Unidos luego de tanto gasto que hicimos. Es muy duro”, comentó Mardoqueo, aferrado al abrazo de su pequeño hijo, de apenas 4 años de edad, quien no entendía lo que sucedía a su alrededor.

Tristes relatos

Entre los migrantes que siguen llegando a la frontera hay muchos que arriban con sus pequeños niños en brazos, algunos de ellos enfermos, luego de quedar abandonados en México, sin ningún respaldo de las autoridades migratorias. 

“Solo nos agarraron, luego nos montaron a un avión y no nos dijeron nada. Nos abandonaron en México y luego el Gobierno (mexicano) nos envió aquí a la frontera. Ha sido difícil toda esta situación”, comentó Mariano, otro migrante guatemalteco que llegó sin dinero para alimentar a sus dos pequeños hijos y a su esposa, con quienes ha vivido un auténtico calvario.

Debido a que muchos migrantes no tienen dinero han pedido refugio en la pequeña Casa del Migrante que se encuentra en la zona fronteriza, donde reciben un poco de ayuda mientras buscan dinero para continuar su recorrido y retornar a sus hogares.

Sin embargo, en la Casa del Migrante apenas hay unas pocas camas y la comida muchas veces no alcanza para satisfacer la elevada demanda que se registra a diario, debido a la enorme cantidad de personas que están llegando deportadas a la zona limítrofe. 

En la selva

El panorama se complica aún más para los migrantes porque al llegar al lugar fronterizo de El Ceibo se quedan desamparados en una zona que está rodeada por abundante selva, donde hay poca comida, no hay casas cerca y tienen pocas posibilidades de encontrar ayuda de otras personas para continuar su retorno a casa.

“No nos dijeron nada; solo nos mandaron aquí. Como a la una de la madrugada nos despertaron y nos metieron en un bus para enviarnos al aeropuerto. Cuando nos dimos cuenta llegamos a México, y ahora nos enviaron aquí a la frontera”, comentó Laura, quien también arribó con su pequeña hija en brazos y no tenía dinero para regresar a Ixcán, Quiché, de donde es originaria, junto con su esposo, también deportado. 

Muchos de los migrantes deportados no recibieron el permiso para poder ingresar a Estados Unidos, que se amparó para expulsarlos en el título 42 del Código de Estados Unidos, que es una vieja política que habilitó el año pasado el gobierno de Donald Trump para efectuar deportaciones exprés debido a la pandemia del coronavirus. 

Engañados…

Los migrantes deportados no entienden por qué han recibido un trato tan inhumano, ya que a muchos de ellos les habían ofrecido brindarles asilo y les hicieron creer que los ayudarían, por lo que al momento de subirlos al avión les dijeron que los trasladarían a otro lugar de Estados Unidos para continuar con su proceso de aceptación en el país.

“Nos mintieron. Cuando nos subieron al avión nos dijeron que nos llevarían a otro lugar para poder quedarnos en Estados Unidos; sin embargo, cuando aterrizamos nos dimos cuenta de que estábamos en México”, lamentó Rosario, otra migrante guatemalteca que llegó junto con su hija sin entender todavía lo que estaba pasando.

Carmen también arribó junto con su hija de 4 años y su esposo a la zona fronteriza, en medio de un panorama sombrío. “Lo único que estábamos buscando era tener una mejor oportunidad de vida. No queríamos generar ningún problema, pero no nos dejaron”, comentó a punto de romper en llanto. 

¿Y las autoridades guatemaltecas?

Pese a que estas deportaciones de migrantes nacionales y sus familiares van en aumento, en el lugar fronterizo de El Ceibo no aparece ningún funcionario guatemalteco del Ministerio de Relaciones Exteriores, ni mucho menos del Instituto de Migración, para poder ayudar a los indocumentados. 

“No tenemos ayuda de nadie. Nos sacaron de Estados Unidos, luego de México y ahora que llegamos aquí a la frontera nadie nos puede ayudar para regresar a nuestros pueblos”, manifestó Mariano, quien también llegó con las manos vacías y con la presión de alimentar a sus dos pequeños hijos. 

Los migrantes arriban al lugar limítrofe sin que ningún policía o funcionario migratorio los cuide, y algunos que traen dinero toman buses para trasladarse a Santa Elena, Petén, donde continuarán su retorno, pero los que no cuentan con dinero se quedan abandonados en el lugar, a la espera de que algún pariente les envíe dinero.

La mayor preocupación que genera este retorno es que hay muchos niños que están sufriendo por estas deportaciones inhumanas. “Es lamentable lo que está pasando, pero nos preocupan mucho más los niños y adolescentes, quienes han sufrido una clara violación a sus derechos”, dijo Ángel Cano, psicólogo de la Casa del Migrante, quien es una de las pocas personas que están ayudando a los indocumentados. 

Las tristes historias abundan en el selvático lugar fronterizo, como el caso de Carlos, quien intenta encontrar consuelo y se ampara en el temeroso abrazo de su pequeño hijo, quien no entiende lo que está pasando, ya que no cuentan con ayuda de nadie en el lugar fronterizo.

“Solo queríamos llegar a Estados Unidos porque aquí en Guatemala no se puede. Queríamos buscar una mejor oportunidad, pero no nos dejaron”, declaró en medio del llanto.

Más buses

Lo preocupante del caso es que las deportaciones de núcleos familiares ordenadas por el gobierno de Joe Biden continuarán en las próximas horas, y se teme por la integridad de los migrantes y sus hijos, quienes también son perseguidos por delincuentes que operan en la zona fronteriza, la cual asiduamente es utilizada por contrabandistas. 

Las personas que velan por los derechos de los migrantes no entienden por qué los indocumentados están siendo trasladados a una zona tan despoblada y peligrosa, donde las personas han quedado totalmente desprotegidas y abandonadas.