Una nueva caravana conformada por unos 6 mil migrantes, en su mayoría de Haití, El Salvador, Honduras y Guatemala, partió ayer desde la ciudad mexicana de Tapachula, en el sureño estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala, pero ahora con un destino previo a Estados Unidos: la Ciudad de México.

Los viajeros intentan llegar a la capital mexicana para regularizar su situación ante el Instituto Nacional de Migración (INM).

Al grito de “¡Libertad!” y “¡Sí, se puede, sí se puede!”, centroamericanos y caribeños, entre los que se encuentran menores, pasaron a empujones un retén migratorio en la comunidad Viva México, de Tapachula, de acuerdo con imágenes televisivas. El choque, que duró unos 30 minutos, dejó lesionados a varios niños y mujeres.

Tras el incidente, los migrantes siguieron su avance, custodiados por agentes estatales de Migración y de la Guardia Nacional, cuyo trabajo es observado por personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

El salvadoreño Isaac Andrés denunció que el INM no los está dejando salir de Chiapas a pesar de que cuentan con documentos y, aunque han estado trabajando en Tapachula, las oportunidades son escasas o inexistentes.

“Vamos a caminar hasta donde lleguemos, no hay miedo, nosotros queremos llegar para cumplir nuestras metas”, añadió.

A diferencia de otras caravanas, la de ayer avanzó a paso lento, debido a que dentro de las reglas de la organización se debe esperar a mujeres y niños para evitar que queden rezagados y sean detenidos por los agentes.

Esta caravana está acompañada por los activistas Luis Rey García Villagrán, coordinador del Centro de Dignificación Humana en Tapachula, e Irineo Mujica, director de la ONG Pueblo Sin Fronteras en México, quienes dijeron que la caravana no busca ningún enfrentamiento y que los migrantes solo quieren ser escuchados y que se atiendan sus necesidades. El pasado miércoles, ambos llevaron a los jueces 46 paquetes con peticiones de amparo.