Uno de los escenarios que el sector agrícola se plantea para el próximo año es una eventual crisis alimentaria debido al incremento de precios de los insumos agrícolas y la falta de disponibilidad.

Un productor de Alta Verapaz reportó que en un mes registró un alza del 50 por ciento en el fertilizante que utiliza para el cultivo de cardamomo, ya que el quintal pasó de Q225.86 a Q340.96 a finales de noviembre. 

Esto coincide con un sondeo efectuado por la Cámara del Agro (Camagro), el cual reflejó que los productores perciben incrementos en los costos de producción. El de mayor impacto es en los fertilizantes. 

El impacto es fuerte en los pequeños productores. Walter Saltic, agricultor de Santiago Sacatepéquez, se quejó de los “incrementos groseros” que han sufrido este año, ya que en los fertilizantes están entre 25 y 50 por ciento. 

Saltic dijo que el quintal de un fertilizante que utiliza para follaje de quilete, espinaca o acelga pasó de Q105 a Q160, y la arroba de 15-15-15, que usa para el desarrollo de planta, de Q55 a Q160. En un 25 por ciento es el incremento que registra en agroquímicos como fungicidas e insecticidas. 

Como pequeños productores, dijo, no pueden trasladar las alzas porque corren el riesgo de no vender. Si la situación se mantiene considera que podría implicar reducción de cultivos y afectar la seguridad alimentaria, por la pérdida de ingresos y otros problemas sociales por falta de trabajo.

Factores

Según un análisis reciente de Javier Fernández, director de Asuntos Regulatorios CropLife Latin America, la afectación a disponibilidad de agroquímicos a nivel mundial se debe a diversos factores. Entre los cuales están el incremento de los fletes y el del precio de hidrocarburos como petróleo y gas natural, la escasez de carbón y cortes de energía en China, que afectaron la cadena de suministro de fertilizantes. Así como por los efectos climáticos como el huracán ‘Ida’ que destruyó plantas de la industria química, incluyendo las glifosato, en Estados Unidos.

Hugo Hernández, director comercial de Yara Guatemala, explicó que el incremento de la demanda de fertilizantes a nivel mundial ha provocado un alza de los precios. Por ejemplo, la urea, a inicio de año la tonelada se cotiza a US$300, hoy rebasa los US$1 mil. “Prácticamente se ha triplicado, cosa que también sucede con otros fertilizantes”, dijo.

El desafío que tienen las empresas de fertilizantes es la disponibilidad, porque la prioridad de entrega la tienen países grandes como Estados Unidos o Brasil. “Los productores grandes, agroindustria, la preocupación de ellos, aparte del costo, es la disponibilidad, porque sin disponibilidad es difícil producir, y para el pequeño productor el tema más crítico es  el costo”, resaltó.

Agregó que países como Brasil y otros están muy preocupados porque puede venir una crisis alimentaria a nivel mundial, a lo cual no se escaparía el país. 

Un análisis del Sistema de Información del Mercado Agrícola (AMIS) indicó que esta tendencia alcista aviva las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria mundial en 2022. En los productores de maíz en Brasil o los productores de trigo en Francia, existe la preocupación de que el suministro de fertilizantes no sea suficiente para la próxima temporada de siembra. 

Ricardo Rapallo, representante de FAO en Guatemala, refirió que una parte de los pequeños productores deberán optar por utilizar menor cantidad de fertilizante o asumir mayores costos de producción. Ambos escenarios no son buenos. Otra parte de estos productores ni siquiera tienen ingresos suficientes para comprar fertilizantes. 

La inseguridad alimentaria, dijo, es un riesgo real por la reducción de la producción y los ingresos. «Estamos trabajando con el Gobierno para que esta situación de carácter global tenga el menor impacto posible sobre las familias más vulnerables en el corto plazo», indicó.

Según el viceministro de Seguridad Alimentaria y Nutricional, Vinicio Arreaga, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación está evaluando fuentes de financiamiento para apoyar a los productores de manera directa. Agregó que algunos han opinado quitar el arancel, pero es algo muy indirecto, el impacto no llega hasta el agricultor.