El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió el sistema bancario de su país tras la quiebra de dos entidades, en medio de una incertidumbre que comienza a afectar las inversiones.
La reciente debacle del banco regional Silicon Valley Bank (SVB) de California, el decimosexto banco estadounidense por capitalización, ha desatado un temblor financiero en el país, que puso en aprietos a una decena de corporaciones medias y pequeñas, y en menor medida, a las acciones de los gigantes financieros.
Desde que las autoridades ordenaron el pasado viernes la intervención de este banco centrado en la atracción de depósitos de empresas tecnológicas emergentes, se han multiplicado tanto las llamadas a la calma, como los análisis que apuntan a que su caída responde más a una mala gestión de su capital, que a debilidades del sistema.
Reacción inmediata
Los efectos se siguieron sintiendo en Wall Street, especialmente entre empresas de mediano y pequeño tamaño pues ahora, muchos inversionistas temen que otros bancos, sobre todo aquellos expuestos al mismo tipo de clientes, sufran una huida repentina de depósitos que no puedan gestionar, por lo que se han lanzado a la venta de sus acciones.
First Republic (-51.42%), llegó a caer durante la jornada un 78%, y es uno de los bancos regionales más afectados por las ondas sísmicas causadas por la intervención de SVB. Otros como Western Alliance (-49%), PacWest (-47%), Comercia (-26%), Zions (-18%) o Charles Schwab (-8,69%) intentaban mantener ayer la compostura, a pesar de las caídas de sus títulos.
Frist Republic intentó ayer, sin éxito, calmar los sentimientos del mercado con un comunicado en el que aseguraba haber mejorado y diversificado aún más su posición financiera a través del acceso a liquidez adicional del Banco de la Reserva Federal y JPMorgan Chase.
Al cierre de la bolsa, el subíndice KBW de bancos, dentro del Nasdaq, cayó 9.29%, aunque el sector financiero bajaba solo 2.57%, en parte gracias a que la gran banca, aunque se ha visto fuertemente afectada por la venta de acciones, sufría una sangría menor.
Entre las corporaciones más grandes del país, JPMorgan Chase perdía un 1.20%, Bank of America un 3.8%, Citigroup un 6.43%, Wells Fargo un 5.42% y US Bancorp un 7.21 %.
Este ambiente de preocupación también contagió al otro lado del Atlántico, donde los descensos más abultados fueron para el alemán Commerzbank, el suizo Credit Suisse y el italiano Unicredit. En tanto los españoles BBVA y Banco Santander perdieron 8.24% y 7.35 %, respectivamente.
En el Reino Unido, los títulos de Barclays bajaron 6.31% de su valor y los de HSBC, que anunció la compra de la filial británica del SVB, cayó 4.13%.
En tanto la jornada en Wall Street en la Bolsa de Nueva York terminó dispar, y el mercado resistió el impacto de quiebre de bancos, en un contexto de fuerte repliegue de las tasas de los bonos del Tesoro.
Garantizan fondos de depositantes
El lunes 13 de marzo por la mañana, el presidente Joe Biden trató de transmitir tranquilidad a usuarios e inversionistas, aunque sostuvo que no entrarían a rescatar bancos, pero pidió una investigación y aseguró que los estadounidenses pueden tener confianza en que el sistema bancario es seguro y que “en mi administración, nada ni nadie está por encima de la ley”.
Hasta ayer por la tarde, solo un banco, el neoyorquino Signature Bank, había sufrido el mismo destino que SVB, pues el domingo, las autoridades decidieron cerrar e intervenir la entidad.