Más de 10 mil migrantes, la mayoría de Haití, acampaban ayer bajo un puente en la frontera sur de Estados Unidos, una crisis humanitaria que pone en aprietos al gobierno de Joe Biden.
Estos migrantes llegaron a la ciudad Del Río, Texas, cruzando el Río Grande que divide a Estados Unidos de México. De los 2 mil que eran a principios de la semana subieron a 10 mil 500 el jueves por la noche, dijo Bruno Lozano, el alcalde de esta localidad limítrofe con la mexicana Ciudad Acuña.
“Son principalmente de Haití e ingresan de manera ilegal (…) solo están esperando ser detenidos por los guardias fronterizos” para iniciar los trámites de autorización de estadía, explicó en un video publicado en Twitter.
Ayer, el alcalde demócrata, que espera miles de llegadas más, declaró el Estado de Emergencia y cerró el puente al tráfico.
“Las circunstancias extremas exigen respuestas extremas”, declaró al diario ‘Texas Tribune’. “Hay mujeres que dan a luz, personas que se desmayan por la temperatura, son un poco agresivas y eso es normal después de todos estos días de calor”.
Pese a sus llamados a una “acción rápida” del gobierno federal, el presidente Biden y su Gabinete permanecen en silencio.
En un comunicado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP en inglés) aseguró que había aumentado su personal para enfrentar la situación de manera “segura, humana y ordenada”.
El área de sombra debajo del puente internacional sirve como sitio de parada temporal “para prevenir enfermedades relacionadas con el calor”, explicó el CBP, señalando que a los migrantes se les proporcionó agua potable, toallas y baños portátiles.
Una vez atendidos, “la gran mayoría de los adultos que llegan solos y muchas familias continuarán siendo expulsados bajo el Título 42”, una normativa de salud adoptada al inicio de la pandemia para frenar la propagación del virus, según este comunicado de prensa.
Sin embargo, un juez federal ordenó el jueves al gobierno federal no expulsar a las familias en este contexto, lo que podría complicar la tarea de las autoridades, enfrentadas desde hace meses a flujos migratorios récord en la frontera con México. La administración Biden apeló ayer la decisión.
Más de 1.3 millones de personas han sido detenidas en la frontera con México desde la llegada de Biden a la Casa Blanca, un nivel no visto en 20 años. De ellas, unas 596 mil provenían de El Salvador, Guatemala y Honduras, y más de 464 mil, de México.
Varias voces demócratas se alzaron para pedir al gobierno de Biden que resuelva la situación en Del Rio. “Estos migrantes haitianos ya han sufrido mucho durante el peligroso viaje a nuestra frontera”, tuiteó la congresista Ilhan Omar, una figura destacada del ala izquierda del partido.
“La falta de urgencia para acudir en su ayuda es alarmante“, denunció la legisladora, quien llegó a Estados Unidos en 1995 como refugiada somalí.
“Un desastre”
Luego de visitar la zona, el senador republicano Ted Cruz denunció “un desastre” causado por Biden “porque tomó la decisión política de cancelar los vuelos de deportación a Haití” tras el asesinato en julio del presidente Jovenel Moïse, que acentuó el caos en la isla caribeña.
Muchos haitianos abandonaron su país después del terremoto de 2010 (que mató a más de 200 mil personas) y se establecieron en América Latina, especialmente en Brasil y Chile. Pero encontrar trabajo y renovar un permiso de residencia se ha vuelto complicado para miles que optaron por irse al norte.