Estados Unidos catalogó a Aler Baldomero Samayoa Recinos, alias el Chicharra, y a Eugenio Darío Molina López, el Botas, como los máximos jefes del cartel Los Huistas, que opera en Huehuetenango y a lo largo de la frontera con México y Guatemala.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos designó el viernes 18 de marzo de 2022 a la organización de narcotráfico Los Huistas y a sus líderes de conformidad con la Orden Ejecutiva 14059, por tráfico de drogas que amenaza al pueblo y la seguridad de Estados Unidos y Guatemala.
El Chicharra fue detenido en un operativo en México y enviado a Guatemala para que se inicie el proceso de extradición a Estados Unidos, país que lo reclama por tráfico de drogas.
Samayoa Recinos ofreció una entrevista a Prensa Libre, en la carceleta de la Torre de Tribunales y mencionó algunos aspectos de su vida, sus inicios en el mundo de la droga y respondió sobre su relación con autoridades guatemaltecas.
Samayoa aseguró que creció en Santa Ana Huista, Huehuetenango, e inició a “hacer negocios” desde la adolescencia.
Usted me indica que creció en Huehuetenango. ¿Cómo fue su infancia y dónde estudió?
Crecí en una familia humilde, hecha a todo. Somos ocho hermanos, soy el número cuatro. Tengo cuatro hermanas y tres hermanos, aunque, lamentablemente, dos de ellos murieron.
Tuve una infancia alegre y sufrida, porque éramos pobres y padecía de asma. Mi madre me encerraba en la casa cuando me enfermaba. Había una puerta y, a veces, me acercaba, pero me regañaba. ¡Qué estás haciendo ahí, Alejo, metete a tu cama!, me gritaba mi mamá.
Tenía unos 13 años cuando estaba en cuarto primaria, el último año que fui a la escuela. Todos los días debía caminar una hora para recibir clases; a veces me iba a caballo.
Nuestra casa estaba en una finca llamada Rincón Tigre, en Santa Ana Huista, Huehuetenango. Estaba hecha de palos y paja. Todos dormíamos en un solo cuarto y no tenía piso; caminábamos sobre la tierra. A un costado teníamos una cocina humilde.
¿Cómo fue su adolescencia y cómo comenzó a ganar dinero?
A los 14 años hice mi primer negocio. Vendí un burro en Q75 y le gané Q25. Se lo vendí a un tío. Desde ese momento empezó todo. Me volví comerciante y, años más tarde, comencé a vender ganado y caballos.
Un año después empecé a tomar cerveza. A los 18 años probé la droga por primera vez y luego la marihuana. Recuerdo que estábamos jugando basquetbol con mis amigos en una cancha de Santa Ana Huista y me dieron a probar. Me dio mucha sed, pero me gustó.
A usted lo señalan de traficar droga a Estados Unidos. ¿Cómo inició a operar y dónde?
Soy un comerciante y había personas que me ofrecían el producto casi regalado, así que lo vendíamos. Quizá la pobreza llevó a uno a involucrarse en todo eso, pero no puedo culpar a nadie. La situación de joven es difícil; no ha sido fácil para mí.
El Ministerio de Gobernación afirmó durante una conferencia de prensa que usted era un negociador de alto nivel. ¿Qué tipo de negocios hacía?
Soy un negociador pasivo. Me ha gustado ganarme el dinero, pero bien ganado y sin traicionar a las personas. Creo que por eso estoy vivo. He sido inteligente y me he relacionado con todo el mundo. Nunca he peleado con nadie. Soy amigo de todos: de pobres, de ricos y de las autoridades, siempre con educación.
¿Qué tipo de relación tiene con los políticos de Guatemala?
Mi mundo ha sido de amistad, y no estoy enojado porque me hayan capturado. No me molesta. No tengo miedo. Jamás he tenido miedo.
¿Alguna vez pensó estar detenido y ser extraditado a Estados Unidos?
Para mí es un logro y será una victoria. Para mí es un logro cumplir esa meta de llegar a Estados Unidos y luego recuperar mi libertad para apartarme de todo esto.
¿Cuáles fueron las metas que se propuso y que logró concluir?
Hice muchas cosas. Les di a mis hijos lo que yo nunca tuve y no dejé que se metieran en este negocio; nunca participaron. A los siete les aconsejé que este negocio es de vida o muerte, de cárcel o muerte. Solo hay dos caminos. Llegar a mi edad es una casualidad, un milagro. No es fácil. La mayoría de mis amigos murieron, los mataron o los extraditaron a Estados Unidos. Quedamos pocos.
Sueño con que graben una película o escriban un libro sobre mi vida. No quiero morir sin haberlo logrado.