La rehabilitación de cinco puentes en la ruta al Atlántico, contratada durante el gobierno de Alejandro Giammattei, quedó inconclusa y, a más de dos años, las obras están en el abandono al igual que otros proyectos viales en el país.
“No hay dinero para seguir”, comenta resignado el guardián de obra en el puente El Lobo, en Gualán, Zacapa, donde desde hace unos ocho meses no se realiza ningún trabajo.
Ahora, la única labor del custodio es cuidar los pocos materiales y herramientas que quedaron resguardados en una caseta de lámina, y vigilar las estructuras que no llegaron a soportar el paso de un solo vehículo.
Al igual que El Lobo, la suspensión de obras en otros cuatro puentes impacta en la ruta al Atlántico, un tramo clave para el comercio y la conectividad con el Caribe, por donde a diario circulan miles de vehículos de carga.
Se trata de los puentes Motagua, Teculután, El Arenal, El Lobo y Doña María. El gobierno de Bernardo Arévalo ha indicado que, para concluirlos, se necesita ampliar los contratos, aunque la mayoría no alcanza ni el 60% de avance.
Los trabajos comenzaron entre enero y junio de 2022, durante el gobierno de Alejandro Giammattei, con la promesa de mejorar la seguridad vial. Sin embargo, están suspendidas, inconclusas y bajo investigación del Ministerio Público.
Allan Guevara, viceministro de Infraestructura del CIV, señaló: “Tristemente estos puentes carecen de mucha planificación; contrataron exactamente solo los puentes, en algunos casos sin aproches”. Los aproches son las estructuras que, a cada extremo, sostienen la rodadura del puente.
En otros casos, se adjudicaron dos obras en un mismo contrato. El funcionario pone como ejemplo los puentes Teculután, en Zacapa, y Nahualate, en Suchitepéquez. “Nos preguntamos cómo, geográficamente, decidieron que un puente de Zacapa iba a tener la misma estructura contractual que un puente en Suchitepéquez; fue una situación con mucha falta de criterio y falta de planificación”, agrega el funcionario.