El poblado de Santo Domingo Los Ocotes, San Antonio La Paz, El Progreso, escondido detrás de una autopista del noreste de Guatemala, vive entre la pobreza y la obligación de ir a la capital a diario en busca de empleo. Ahora, además, sufre el luto por la muerte de decenas de sus habitantes en el accidente de un autobús que le costó la vida a 54 personas.
Emiliano Pérez Canté, de 67 años, salió el pasado lunes de su hogar, en la comunidad de Santo Domingo Los Ocotes, a las 2:50 horas para tomar el primer bus rumbo a la capital para trabajar en la municipalidad de la Ciudad de Guatemala como lo hacía desde 1967 sin saber que un accidente le costaría la vida.
“Mi papá salía todos los días y ya estaba por jubilarse. Su meta era dejarle una pensión a mi madre, pero nunca nos imaginamos que un accidente en la ruta que hizo durante casi 50 años le costaría la vida”, dijo su hijo, Reyes Pérez.
Pérez Canté murió junto a otras 53 personas, la mayoría originarios de Santo Domingo Los Ocotes y otras aldeas de San Antonio La Paz, El Progreso, cuando el bus que partió de su comunidad perdió el control y cayó en un barranco de 70 metros a un río de aguas negras (residuales) en la Ciudad de Guatemala.