Aunque en Guatemala la decisión de Estados Unidos de designar a las pandillas como terroristas no tiene incidencia penal, sí puede causar cierto riesgo en que busquen espacios en México o Guatemala, pero también puede ser un factor a favor para que las autoridades estadounidense dirijan cooperación para combatir ese flagelo en el territorio nacional.

La decisión del presidente Donald Trump de designar como terroristas a la Mara Salvatrucha o MS-13 estuvo acompañada de una declaración de emergencia nacional, al justificar que esa y otras organizaciones criminales, como los carteles de la droga, representan una amenaza para la seguridad nacional, la política exterior y la economía de ese país.

Cuando las pandillas son catalogadas como grupos terroristas, implica que sus acciones son tratadas de manera más severa por las leyes y pueden agravarse las penas, pues los delitos que cometan se consideran actos de terrorismo.

Los gobiernos también pueden desplegar más fuerzas de seguridad y tomar medidas especiales para enfrentar la amenaza de estos grupos, e incluso se puede aumentar el uso de inteligencia militar.

Esta designación autoriza al gobierno a que se confisquen bienes y recursos financieros de las pandillas para limitar su capacidad de operar. También enfrentan sanciones internacionales, lo que dificulta su financiamiento y expansión.