El comprimido se llama molnupiravir, «un medicamento antiviral oral en fase de investigación para el tratamiento del COVID-19 de leve a moderado en adultos que corren el riesgo de evolucionar a COVID-19 grave y de ser hospitalizados«, dijo la empresa en un comunicado.
La compañía dijo que estaba trabajando «con las agencias reguladoras de todo el mundo para presentar solicitudes de uso de emergencia o de autorización de comercialización en los próximos meses».
«El extraordinario impacto de esta pandemia exige que nos movamos con una urgencia sin precedentes«, dijo Robert Davis, director ejecutivo y presidente de Merck, en declaraciones recogidas en el comunicado.
Wendy Holman, directora ejecutiva de Ridgeback Biotherapeutics, socio de Merck, calificó la solicitud de «paso fundamental para poner el molnupiravir a disposición de las personas que pueden beneficiarse de un medicamento antiviral oral que puede tomarse en casa poco después del diagnóstico de COVID-19″.
Merck y Ridgeback llevaron a cabo un ensayo clínico entre unos 770 pacientes, de los cuales aproximadamente la mitad recibió un tratamiento de cinco días de la píldora, mientras que el resto, un placebo. Todos los pacientes tenían COVID-19 con síntomas que se desarrollaron en los cinco días siguientes a su asignación a los respectivos grupos.
De los pacientes que recibieron molnupiravir, el 7.3 por ciento fueron hospitalizados en el día 29, en comparación con el 14.1 por ciento de los que recibieron un placebo, lo que supone una reducción del riesgo relativo de alrededor del 50 por ciento.
Las empresas afirmaron que la eficacia es la misma frente a todas la variantes, incluida la Delta, y que el fármaco es seguro. Los expertos han dicho que no es una cura milagrosa y que debe complementar las vacunas, no sustituirlas. Merck dijo en el comunicado que espera producir 10 millones de tratamientos para finales de 2021.
Estados Unidos ya ha adquirido 1.7 millones de estos tratamientos de molnupiravir en caso de que se apruebe, con la opción de comprar más, mientras que la agencia de salud mundial Unitaid informó de que estaba trabajando con una asociación llamada ACT-Accelerator para asegurar el suministro para los países de ingresos bajos y medios.