El Ministerio de Gobernación (Mingob) conmemoró el pasado martes cien días sin el ingreso de aeronaves ilícitas, que se atribuye a “operaciones aéreas y terrestres para destruir pistas clandestinas”, según el video promocional de esa cartera. Ningún funcionario de ese Ministerio accede a explicar a detalle sobre sus operaciones contra el narcotráfico o para valorar una menor incidencia de vuelos en un mercado ilícito que no ha perdido dinamismo, según informes internacionales.
El Informe Mundial sobre las Drogas 2021, publicado en junio pasado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) muestra que “los mercados de drogas han reanudado rápidamente sus operaciones después de la disrupción inicial al comienzo de la pandemia; un repunte que ha desencadenado o acelerado ciertas dinámicas de tráfico ya existentes en el mercado mundial de la droga”.
El consumo mundial de las drogas se mantiene en aumento y para 2030 se proyecta un incremento del 11 por ciento, según la UNODC. Para cubrir la demanda, el mercado ilícito ha reaccionado con “envíos cada vez mayores de drogas ilícitas; incremento en el uso de rutas terrestres y marítimas para el tráfico; mayor uso de aviones privados para el tráfico de drogas y un aumento de los métodos sin contacto para entregar las drogas a consumidores finales”, según el estudio.
Con la demanda creciente, se abre la duda de por qué el Mingob festeja menos aterrizajes ilícitos, ya que esto supone menos oportunidad para incautaciones de cocaína. Su promedio mensual de incautación de cocaína bajó a 651 kilos en agosto pasado frente al promedio de 1.1 toneladas por mes que se incautaron durante 2020. La última tonelada de cocaína incautada el fin de semana no supone un gran cambio en ese promedio.
Difícil aeronavegación
La Fiscalía de Delitos contra la Narcoactividad ha observado que la temporada de huracanes y fenómenos tropicales en la región incide en el tráfico aéreo de cocaína. Un piloto privado explicó a este medio que la navegación aérea a baja altura –para no ser detectados por un radar– se dificulta durante la temporada lluviosa o cuando hace mucha niebla, sobre todo cuando no se tiene apoyo de los instrumentos de control aéreo.
La disminución de aterrizajes ilícitos también podría ser estacional, en la antesala a octubre –conocido como la Blanca Navidad– porque se mueven grandes cargamentos para el abastecimiento de fin de año.
El domingo, el MP informó sobre la incautación en Livingston, Izabal, de mil paquetes con cocaína que se transportaban en 40 tulas. El cargamento se encontró abandonado a lo largo del río Sarstún, informó Defensa, sin que se hayan reportado capturas, más que la localización de siete teléfonos, siete mochilas, cinco fusiles y un radiocomunicador.
Puede ser que la droga llegue hasta Belice u Honduras por vía aérea o marítima, pero es casi fortuito que se traslade por territorio guatemalteco para llevarla hasta Estados Unidos. Como dice el informe de UNODC, “la resiliencia de los mercados de la droga durante la pandemia ha demostrado una vez más la capacidad de los traficantes para adaptarse rápidamente a los cambios de contexto y circunstancias”.
¿Qué pasa en el resto del corredor?
Hasta abril, en Panamá se reportaban incautaciones récord de 55 toneladas de cocaína en las Unidades Regionales de Control Portuario y de Carga Aérea. Si bien los puertos de Bélgica, los Países Bajos y España siguen siendo los destinos principales, también se han identificado envíos a México y Japón. Uno de los hallazgos, corresponde a 712 paquetes detectados con rayos X en la estructura de un tanque con destino a México, de acuerdo con UNODC.
Mientras que Honduras resurge como una de las rutas más importantes para el trasiego, de acuerdo con un reporte de InSight Crime publicado en diciembre de 2020, el Ministerio Público de Honduras reporta un incremento de la actividad. Este año se han incautado 5 mil 680 kilos de pasta de cocaína y se han erradicado alrededor de 8 plantaciones de arbustos de hoja de coca, informó la institución.