Las conexiones humanas alimentan el alma. Abrazos, buenas conversaciones, besos e instantes en compañía de nuestros seres queridos nutren el corazón, pero también incrementan las posibilidades de gozar de una buena calidad de vida. Esto podría traducirse en longevidad si las condiciones médicas lo permiten.

En el estudio El significado de las relaciones sociales como mecanismo para mejorar la salud y calidad de vida de las personas mayores, desde una perspectiva interdisciplinar, publicado por la revista médica Elsevier, se establece cómo repercuten nuestros vínculos en la salud.

Dicha investigación señala que la interacción social actúa como un vector de la buena salud. Además, puede verse como un indicador de la calidad de vida, ya que las relaciones con los demás son esenciales para el bienestar: representan un estímulo que cubre necesidades y contribuye a la sensación de bienestar en el ser humano, se cita en una de las conclusiones del estudio.

Aunque este trabajo se enfoca en adultos de la tercera edad, apunta que, en términos generales, las interacciones sociales positivas son beneficiosas para el ser humano.

“Desde que nacemos, estamos inmersos en múltiples redes sociales (entendidas como relaciones interpersonales), pero hay que prestar atención a sus transformaciones y al deterioro o reducción que pueda producirse en las mismas por el paso del tiempo”, se indica.

¿Cómo influyen los vínculos personales en la salud?

La mente y el cuerpo están estrechamente conectados, explica la psicóloga Ximena Fuentes. Por esta razón, la profesional enfatiza que nuestro bienestar emocional afecta nuestro cuerpo:

“Cuando experimentamos estrés, ansiedad o depresión, nuestro organismo libera hormonas que afectan al sistema inmune, digestivo y cardiovascular. Por el contrario, un buen estado psicológico favorece la prevención de enfermedades, mejora la calidad del sueño, la energía y la capacidad de tomar decisiones saludables”, indica Fuentes.

En cuanto a nuestro bienestar emocional, aunado a las relaciones interpersonales, la profesional comenta que estas van a repercutir en nuestra vida positiva o negativamente; todo dependerá de su calidad.

“Las relaciones son una fuente clave de apoyo o de desgaste. Relaciones sanas nos brindan seguridad, motivación y resiliencia ante las dificultades, lo que se refleja en menos estrés y mejor salud física. En cambio, vínculos tóxicos o conflictivos pueden generar ansiedad, depresión, alteraciones del sueño y hasta problemas cardíacos”, afirma la especialista.

Todo tipo de vínculo afectivo influye en nuestra salud: “Ya sea con parejas románticas, familiares, amigos, vecinos u otros, las conexiones sociales pueden influir en nuestra biología y nuestro bienestar”, indica el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, en inglés).

Relación del afecto con la longevidad

Además, el NIH resalta que existen diversas evidencias que sugieren que los lazos sociales fuertes se asocian con la longevidad, mientras que el aislamiento social se vincula con depresión y mayor riesgo de fallecimiento temprano.

Asimismo, la evidencia científica respalda que tener relaciones sociales de diversa índole puede beneficiarnos, ya que ayuda a disminuir el estrés y el riesgo de afecciones cardiovasculares.

En ese sentido, señalan que el contacto físico de todo tipo puede liberar hormonas y sustancias químicas en el cerebro que proporcionan beneficios biológicos.