Más de 130 mil israelíes salieron este 25 de febrero a las calles de las principales ciudades de Israel, sobre todo en Tel Aviv, para seguir protestando contra la reforma judicial que planea el gobierno de Benjamín Netanyahu, el más extremista de la historia del país.
Se trata del octavo sábado consecutivo que los israelíes se manifiestan en contra de ese polémico plan, que debilita la independencia de la justicia, así como limitar la capacidad del Supremo de supervisar la constitucionalidad de leyes y decisiones gubernamentales.
Banderas, bengalas y carteles de “Sin constitución sin democracia”, “No pasarán” o “Anularemos” se vieron en las manifestaciones, especialmente en la de Tel Aviv, la ciudad más liberal y poblada de Israel, donde se congregaron hoy más de 100.000 personas.
Según las estimaciones de la policía, otros 30.000 ciudadanos protestaron en Haifa, la tercera mayor ciudad de Israel, y varios miles salieron a las calles de Jerusalén, Beersheva o Herzeliya.
“Cualquiera que quiera golpearnos y vencernos descubrirá nuestro poder y unidad esta noche”, señalaron los organizadores en un comunicado esta mañana, después de que Netanyahu afirmara la víspera que “desearía dar un puñetazo” a los manifestantes y los comparó con los antivacunas.
“Cuando el primer ministro usó la palabra ‘golpear’, quiso atacar los argumentos falsos de aquellos que propagan el pánico y no golpear físicamente a nadie”, ha tenido que aclarar la oficina del Primer Ministro.