El pulso político por la comisión de Finanzas entre el oficialismo y la oposición es clave, según analistas, ya que de esta dependerá el dictamen del presupuesto nacional para el tercer año de mandato de Bernardo Arévalo.
A inicios de año, la Junta Directiva del Congreso entregó esta comisión al bloque Cabal, que a su vez designó como presidente de la mesa de trabajo al diputado Julio Héctor Estrada, pero la oposición consiguió incluir en la última sesión plenaria de mayo una moción con la que buscan cambios en esta comisión de trabajo.
En aquella ocasión se suspendió la sesión y los legisladores de oposición acudieron a la Corte de Constitucionalidad (CC), obteniendo un amparo provisional que ordena al Congreso sesionar hasta que se agote la agenda, que incluye entre sus puntos renovar la comisión de Finanzas.
En el 2024, esta sala de trabajo también fue entregada a Cabal y estuvo presidida por el diputado Estrada, logrando los acuerdos y el análisis técnico que le consiguió una ampliación presupuestaria y, posteriormente, un plan de gastos para el 2025.
Este año hubo disputas con la asignación de la comisión, pero la Junta Directiva finalmente la entregó de nuevo al bloque aliado del oficialismo, Cabal.
A medida que la alianza oficialista fue perdiendo fuerza a lo interno del Congreso, según analistas, la oposición buscó el espacio ideal para volver a pelear por la que se considera la comisión más importante.
Mal precedente
Para Roberto Alejos, expresidente del Congreso, es peligroso cómo diputados de oposición buscan “romper” con las reglas del Organismo Legislativo, ya que la distribución de comisiones es algo acordado que jamás había sido puesto en discusión meses después de ser distribuidas.
“Si bien la alianza en el Congreso perdió la mayoría, la oposición, que está en su derecho de tener el control del Congreso, puede hacerlo, pero no rompiendo el orden y las costumbres ya establecidas”, enfatiza Alejos.
Para él, si se llega a concretar un cambio en el orden de las comisiones, será un precedente negativo que acompañará a esta y a futuras legislaturas, porque las reglas serán alteradas a sabor y antojo de las fuerzas políticas mayoritarias.
“Quedan precedentes funestos que después se pagan cada que legislamos de manera casuística. Ya nos pasó con el Ministerio Público, con la ley electoral y después pagamos las consecuencias”, indicó.
Aunque de momento no existe fecha para una próxima sesión plenaria extraordinaria en el Congreso, debido a que la agenda anterior no se agotó, el Legislativo deberá retomarla y definir los puntos pendientes, entre ellos la distribución de la comisión de Finanzas que busca obtener la oposición.