Consumo de droga conocida como “pollo” comenzó en Pavón y se ha extendido al resto de centros penales y las calles, afirma la PNC.

El surgimiento de una nueva droga denominada “pollo”, que ya se distribuye en la capital, ha encendido las alertas de la Policía Nacional Civil (PNC), que asegura que el foco de distribución proviene de las cárceles, donde las drogas circulan sin ningún control.

A partir de este año dicha droga artesanal, que consiste en una mezcla de marihuana con gallinaza o excreta de gallina —y de ahí su nombre—, se comenzó a vender en el país, según autoridades de la PNC, en especial en sectores donde abundan discotecas y bares.
Su consumo, han advertido médicos, podría tener graves consecuencias para la salud.

El director adjunto de la PNC, David Boteo, dice que la elaboración y distribución de “pollo” comenzó en la Granja Penal Pavón, en Fraijanes, pero se extendió a otras cárceles y sus efectos son similares a los que provoca fumar crack —con cocaína—, que provoca adicción y causa daños severos en el organismo.

“Hemos sabido de decesos asociados a esta droga. Es tan severa que produce un adelgazamiento extremo por la adicción y la gente se muere”, explicó Boteo.

“Es una droga que inició en las cárceles y ocasiona mucho daño. Los afectados mueren desfigurados, pues el cráneo se comprime, al igual que el tórax, y fallecen por infecciones del estómago debido a las bacterias que contienen las excretas”, hizo ver.

Agregó que un “puro” o envoltorio de esta droga cuesta entre Q5 y Q10 en las cárceles y en la calle, y es más barata que el crack.
“Quienes la consumen están en una fase alta de adicción, y por eso no les importa las bacterias que porta”, insistió Boteo.

Javier Ramírez, asesor en reducción de la demanda y coordinador del programa nacional de la prevención comunitaria de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas, expuso que el consumo de esa droga comenzó en las cárceles, aunque los mismos reclusos han preferido no consumirla por el alto riesgo que implica.

Por medio de Comunicación Social del Sistema Penitenciario (SP) se intentó obtener una postura sobre la supuesta venta de drogas en las cárceles, pero no se obtuvo respuesta.