El resultado es demasiada agua por un lado y poca por otro, con inundaciones y sequías que aumentan y se multiplican en todo el mundo como consecuencia del calentamiento global.
La ONU comienza el miércoles a abordar la crisis mundial del agua, un problema ignorado durante mucho tiempo, pese al riesgo de que millones de personas sufran escasez o, por el contrario, exceso de la denominada “sangre vital” del planeta.
“Es la primera vez en 46 años que el mundo se reúne en torno a la cuestión del agua. Y es ahora o nunca, es la oportunidad”, declaró a la AFP Henk Ovink, enviado especial de los Países Bajos, coorganizadores junto con Tayikistán de esta conferencia sobre el agua que se celebrará del 22 al 24 de marzo.
La última conferencia de esta envergadura sobre un tema que no está cubierto por ningún tratado mundial ni es competencia de ningún organismo especializado de la ONU, se remonta a 1997 en Mar del Plata (Argentina).
Sin embargo, la evidencia es clara. “Hemos roto el ciclo del agua”, se lamenta Henk Ovik.
“Estamos extrayendo demasiada agua del suelo, estamos contaminando el agua restante, y ahora hay tanta agua en la atmósfera que está afectando a nuestras economías y a nuestra gente debido al cambio climático”.
El resultado es demasiada agua por un lado y poca por otro, con inundaciones y sequías que aumentan y se multiplican en todo el mundo como consecuencia del calentamiento global causado por las actividades humanas.
Según la ONU, 2.300 millones de personas viven en países con estrés hídrico. Además, en 2020, unas 2.000 millones de personas no tenían acceso a agua potable, cerca de 3.600 millones carecían de instalaciones sanitarias y 2.300 millones no podían lavarse las manos en casa.
Todas estas situaciones favorecen la aparición de enfermedades.
Esta problemática está muy lejos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por la ONU en 2015, que incluyen garantizar el acceso generalizado a servicios de agua y saneamiento gestionados de forma sostenible hacia 2030.
“Gota a gota”
“Necesitamos desarrollar una nueva economía del agua que nos ayude a reducir el despilfarro, hacer un uso más eficiente del agua y permitir una mayor equidad” en el acceso a este recurso básico, comentó la directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, coautora de un reciente informe que advierte de “una crisis sistémica derivada de décadas de mala gestión humana del agua”.
“La cumbre del agua debe desembocar en un ambicioso programa de acción sobre el agua que le otorgue el compromiso que se merece”, comentó el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres.
Está previsto que cerca de 6.500 participantes se reúnan en Nueva York en los más de 500 actos de la conferencia, entre ellos unos 20 Jefes de Estado y de Gobierno, decenas de ministros y cientos de representantes de la sociedad civil y el mundo empresarial.
Ya se han registrado cientos de proyectos en el sitio web de la conferencia, desde la construcción de retretes de bajo coste para millones de personas en todo el mundo, hasta la mejora del riego agrícola en Australia, pasando por el acceso al agua potable en Fiyi.
“No podemos contentarnos con un progreso gradual, sino que debemos planificar una transformación profunda de nuestra gestión del agua en una nueva realidad climática”, desafió Ani Dasgupta, responsable del grupo de reflexión World Resources Institute, para asegurar que “existen soluciones” a la problemática.
“Asegurar el agua para nuestras sociedades en 2030 costaría poco más del 1% del PIB mundial”, afirmó en un comunicado. “Y el rendimiento de estas inversiones sería inmenso, desde el crecimiento de las economías hasta el aumento de la producción agrícola, pasando por la mejora de la vida de las comunidades pobres y vulnerables”.