La predicción de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria por Fases (CIF) dice que hay 2.9 millones de guatemaltecos en inseguridad alimentaria aguda, mientras que Salud reporta 35 muertes de niños por desnutrición aguda.

Al 10 de agosto, han fallecido 35 niños menores de 5 años por desnutrición aguda, son nueve muertes más que en el mismo período del 2023, mientras que la cantidad de personas que estarían en crisis o emergencia de inseguridad alimentaria aguda se ha reducido, según la proyección de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria por Fases (CIF) que se presentó este miércoles 21 de agosto.  

El informe, publicado por la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesán), calcula que para el período junio-agosto de este año hay 2.9 millones de guatemaltecos con dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias, mientras que en el 2023 la predicción para los mismos meses era de 4.3 millones de guatemaltecos, por lo que hay una disminución de 32.5%.

La drástica reducción genera dudas en sectores sociales y académicos que advierten que los datos no reflejan la realidad del país, pues durante el período analizado hubo factores climáticos y económicos que impactaron y agravaron la seguridad alimentaria, con lo que se esperaría que la cantidad de población afectada sea mayor.

Según el informe, habría 386 mil personas en situación de emergencia, punto en que los hogares tienen una brecha seria en el consumo de alimentos, por ello, su estado nutricional es crítico y esto se evidencia en desnutrición aguda y mortalidad excesiva o pérdida de extrema de bienes para subsistir.

Mientras que 2.6 millones de guatemaltecos estarían en crisis alimentaria, con dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias, lo que se ve en un alto grado de desnutrición aguda o peor de lo usual, y a duras penas pueden suplirlas con el agotamiento acelerado de sus medios de vida.

De acuerdo con el análisis, las pérdidas agrícolas asociadas con la transición de los fenómenos El Niño y La Niña -períodos de sequía e inundaciones focalizadas-, el retraso en la cosecha de granos básicos por la falta de lluvia, el incremento de precios en la gasolina, los fertilizantes y los productos de la canasta básica sumaron a que los hogares enfrentaran dicha situación.

Por otro lado, se habla de que la reducción de personas en crisis alimentaria podría deberse a que en el 2023 la cosecha de maíz fue 2.3% mayor comparada con la del 2022. Además de que hubo un incremento de 9.8% en las remesas. También que en el 2024 bajaron los precios de los combustibles y del maíz blanco.

Mireya Palmieri, secretaria de la Sesán, y Tania Goossens, directora de país del Programa Mundial de Alimentos (PMA), indicaron en conferencia de prensa que aún falta el análisis de los datos de la CIF para establecer las causas reales de la disminución de población en inseguridad alimentaria.

Según el estudio, los hogares en mayor riesgo de estar en las fases de crisis y emergencia son aquellos cuyos ingresos provienen del comercio informal, viven de la agricultura de infra subsistencia y subsistencia o tiene trabajos temporales, y que la mayoría de sus ingresos los gastan en alimentos.

Proyecciones

La CIF también hace una predicción para los siguientes meses, e indica que de septiembre del 2024 a febrero del 2025 la cantidad de personas en inseguridad alimentaria aguda disminuirá aún más, pues los guatemaltecos que estarán en las fases que requieren asistencia urgente serán 2.7 millones (15% de la población).

Para marzo y mayo del 2025, la proyección es que el número de población en emergencia y crisis alimentaria suba a 2.8 millones.

La CIF hace una predicción de 12 meses de personas que estaría en mayor deterioro alimentario, y en ese tiempo Alta Verapaz y Chimaltenango son los departamentos que permanecen en riesgo.   

Hay varios factores que pueden cambiar estas proyecciones y llevar a que más guatemaltecos estén en inseguridad alimentaria, como la tendencia al alza de precios de alimentos y fertilizantes. También los efectos que ocasione el fenómeno de La Niña que, según el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), las probabilidades de que se presente este año son del 60%.

«La CIF es una predicción, no son datos concretos que nos permiten decir que realmente la situación sea así».

Mireya Palmieri, secretaria de la Sesán

Dudas en datos

La CIF es una clasificación mundial que cataloga la gravedad y la magnitud de la inseguridad alimentaria aguda, y para realizarla se examina datos de la Evaluación de Seguridad Alimentaria del PMA y del Sistema de Información sobre Datos en Situación de Emergencia (DIEM) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), además de información recopilada por instituciones gubernamentales y no gubernamentales.

A criterio de Jorge Pernillo, analista y catedrático de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana, en Guatemala los datos que se analizan son “poco fiables” y “débiles”, como los que proporcionan los ministerios de Salud y de Agricultura, que afirmó presentan un subregistro.  

“Terminamos haciendo la CIF con pura percepción y con datos preliminares, no hay un informe final, y con estos se está asumiendo que la situación es menos complicada que la del año pasado”, dice, cuando la población percibe una crisis mayor que impacta, incluso, a la clase media.

Al igual que Maritza Velásquez, titular del sector sindical de la Instancia de Consulta y Participación Social (Incopas), Pernillo refiere que la sequía, la ola de calor y los incendios que se han registrado en el país, y luego las intensas lluvias, han causado pérdidas agrícolas que limitan la disponibilidad de alimentos en los hogares.   

“Esto es peligroso porque la CIF tendría que ser parte de un sistema de alerta temprana, pero si nos dice que la situación es menos complicada, será difícil tener acciones anticipatorias para atender una crisis mayor”.

Jorge Pernillo, analista y catedrático de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana

Velásquez y Pernillo añaden que el incremento de la desnutrición aguda en la población infantil también es un reflejo de que la inseguridad alimentaria es más seria de lo que se proyecta. Para el 10 de agosto de este año el Ministerio de Salud reporta 20 mil 23 casos, mientras que a la misma fecha del 2023 eran 17 mil 894.  

Sin embargo, para la Sesán los casos de desnutrición aguda de ambos períodos no pueden ser comparados, pues la búsqueda activa de menores en esta condición aumentó este año y eso hace que la cifra sea mayor. Además, que en el reporte de casos, un mismo niño pudo haber sido registrado varias veces en los servicios de salud.  

Palmieri hace énfasis en que la información proporcionada por la CIF es una “predicción” y esta permite anticiparse y poner en marcha acciones para atender a la población más vulnerable. Ahora que se dio a conocer esta información se compartirá al Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Conasán) para que las instituciones focalicen sus programas en los departamentos priorizados.