La tercera edición de los Juegos Ancestrales Indígenas en Panamá, concluyó el sábado tras cuatro días de competiciones en las que participaron 250 personas de las siete etnias del país

Dieciséis mujeres -ocho de cada lado- halan fuertemente de una cuerda sobre un descampado, entre vítores y aplausos de un centenar de espectadores de la competición de soga en los Juegos Ancestrales Indígenas de Panamá.

Descalzas, visten largos vestidos tradicionales de manga corta y colores vivos: rojo, amarillo, rosado o azul, con algunos detalles geométricos o lineales. En su semblante se refleja el esfuerzo.

«Aquí venimos a demostrar que la mujer también tiene fuerza y tiene el derecho a la igualdad», dice a la AFP la indígena buglé Milka Juárez, una de las participantes en la competición de soga.

Pese al sudor, algunas mantienen la pintura tradicional de su etnia en el rostro. Con fuerza, se aferran al piso y tratan de evitar ser arrastradas por sus rivales hasta la línea que determina al perdedor.

«Nosotras podemos también, tenemos mucha fuerza, venimos de la montaña, allá los varones se caracterizan por halar leña, nosotras también lo hacemos y allá se hace, naturalmente, todos los días», añade Juárez.

La tercera edición de los Juegos Ancestrales Indígenas en Panamá, que busca rescatar las tradiciones de los pueblos originarios del país centroamericano, concluyó el sábado tras cuatro días de competiciones en las que participaron 250 personas de las siete etnias del país.

Indígenas panameñas reivindican igualdad de género en juegos ancestrales

«No ha sido fácil»
Estos juegos son «muy importantes porque convivimos en familia. Aquí donde estamos no hay distinción de etnias, razas ni lenguas, todos nos aceptamos por igual. Me siento muy contenta por el esfuerzo que nosotras hemos hecho como equipo y como mujeres», dice Marcusi a la AFP.

Las siete etnias indígenas reconocidas en Panamá (los ngäbe, los buglé, los guna, los emberá, los wounaan, los bri bri y los naso tjërdi) representan el 12 por ciento (417 mil personas) de la población del país centroamericano, de acuerdo al último censo oficial, de 2010.

Los juegos ancestrales «están demostrando que las mujeres tienen un protagonismo relevante» en sus comunidades, sostiene Sara Omi, presidenta de la Coordinadora de Mujeres Líderes Territoriales de Mesoamérica.

Omi, de la etnia emberá, asegura que «no ha sido una tarea fácil» lograr avances por la igualdad de las mujeres indígenas pero que aún quedan cosas por hacer.

«Los jóvenes están demostrando que la participación de la mujer es sumamente fundamental» para los pueblos indígenas, agrega.