El huracán Otis se degradó a categoría 4 de la escala Saffir-Simpson tras tocar tierra en Acapulco, en el Pacífico mexicano, aunque aún puede desatar vientos “destructivos”, informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC) estadounidense este miércoles.
A las 09.00 GMT, el centro del ciclón, que pasada la medianoche tocó tierra como 5, la categoría máxima, se encontraba a 40km al noreste de este popular balneario, con vientos sostenidos de 215 km/h y se desplazaba a 17 km/h, detalló el reporte del NHC.
Pese a debilitarse, el fenómeno desatará “en las próximas horas vientos extremadamente destructivos”, fuertes tormentas que pueden producir inundaciones y deslaves además de alto oleaje, señala el pronóstico.
A medida que se interne en la zona montañosa del estado de Guerrero (sur), perderá más fuerza y podría disiparse la noche de este mismo miércoles.
Antes de la llegada del fenómeno, en Acapulco y otras zonas de impacto se realizaron cortes preventivos de energía eléctrica, por lo que el puerto estaba sumido en la oscuridad cuando empezaron a azotar los vientos de Otis acompañados de una intensa lluvia que inundó la zona costera.
El ciclón cobró una fuerza inesperada en cuestión de horas, pues apenas al mediodía del martes todavía era una tormenta tropical, tomando por sorpresa a autoridades y pobladores de los estados afectados, especialmente Guerrero.
“Preveíamos que iba a ser categoría uno” cuando impactara en tierra, dijo el titular de Protección Civil de Guerrero, Roberto Arroyo, a Milenio TV, asegurando que el sistema ante crisis naturales ha mejorado en las últimas décadas.