Se oye un grito breve y claro: «¡Lanzamiento Yemen!». Los hombres y mujeres uniformados, sentados frente a las computadoras, responden al unísono: «¡Copiamos, lanzamiento Yemen!».

En la Fuerza Espacial de Estados Unidos no llaman a sus integrantes soldados, sino Guardianes. Mirando fijamente sus pantallas en una base a las afueras de Denver, Colorado, pueden rastrear el lanzamiento de un misil desde cualquier parte del mundo y seguirlo desde su lugar de lanzamiento hasta su probable punto de impacto.

Somos los primeros periodistas internacionales a los que se les permite entrar en la sala de operaciones de alerta y seguimiento de misiles de la Fuerza Espacial de EE.UU. en la base Buckley de la Fuerza Espacial, un centro neurálgico donde los Guardianes están en alerta 24/7.

Están rodeados de monitores gigantes que muestran mapas y datos enviados desde una constelación de satélites militares en el espacio.

Estos Guardianes son los primeros en detectar la señal de calor infrarroja cuando se lanza un misil. Momentos después, se oye otro grito: «¡Lanzamiento Irán!», seguido de un coro de «¡Copiamos, lanzamiento Irán!».