El contrato tiene tres fases: diseño, construcción y equipamiento; el costo de la obra supera los Q580 millones.

La cárcel de máxima seguridad con capacidad para tres mil reos que se gestiona desde el gobierno de Alejandro Giammattei se comenzará a construir  en Masagua, Escuintla, en los próximos días, según   anunció el ministro de Gobernación, Francisco Jiménez.

Han transcurrido 19 meses desde que la cartera de Gobernación autorizó un desembolso millonario para efectuar los estudios e iniciar la construcción de dicha cárcel de máxima seguridad.

En septiembre de 2023, el entonces ministro, Napoleón Barrientos, dijo que el proceso se quedó en fase de tramitar licencias y que el gobierno entrante analizaría si continuaba.

Uno de los atrasos, según Barrientos, se debió a la invasión de la finca donde se construiría la cárcel, aunque no detalló qué se negoció para  que las familias desalojaran los terrenos semanas después. El exfuncionario aseguró en su momento que los invasores solo buscaban un terreno donde vivir y no   porque se opusieran al proyecto.

Aceleran

Al inicio del gobierno actual, el diputado Samuel Pérez dijo que se verificarían los contratos que hicieron las anteriores autoridades del Ministerio de Gobernación (Mingob) con la desarrolladora, para asegurarse de que se cumpliera con lo establecido en ley.

Durante una entrevista en un medio de comunicación radial,  Jiménez  afirmó que “en los próximos días se colocará la primera piedra en Masagua”, en referencia a la construcción de la cárcel.

El Departamento de Comunicación Social del Mingob informó que cambiaron las condiciones en los contratos y que se corrigieron las «condiciones que no estaban en ley». Sin embargo, indicó que en ese momento no contaba   con  detalles y se comprometió a enviar un informe detallado al respecto.

Jiménez recalcó que la meta antes de que termine el gobierno de turno  es dejar construidas tres cárceles, para deshacinar el Sistema Penitenciario, que actualmente administra 23 reclusorios en todo el país.

Desembolsos

La cárcel se construirá a 75 kilómetros de la capital, en la finca Cuyuta, Masagua, Escuintla. Dicha prisión, de acuerdo con  los planos, tendrá   capacidad para tres mil privados de libertad.

El Mingob resolvió el 20 de enero de 2023 aprobar el contrato de prestación de servicios de consultoría de US$2 millones 175 mil 833 —unos Q17 millones— a la Inmobiliaria mexicana Rancho Sierra,  para la elaboración del diseño de la cárcel.

El consorcio de capital mexicano Grupo Tradeco, integrado por las empresas Innovaciones Técnicas de Cimentación, S. A., de C. V. (Itecsa); Inmobiliaria Rancho Sierra e Internacional Heavy Construction, Inc., es el encargado de construir el reclusorio para hombres.

Del costo total de esa cárcel de máxima seguridad se destinarán Q16.5 millones para el diseño, Q581.8 millones para la edificación y Q69.7 millones para equipamiento.

Los fondos para la construcción del   penal provendrán del préstamo adquirido con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), según el contrato firmado el 26 de agosto del 2020.

Atraso

El 2 de junio último, 225 reclusos fueron desalojados de la cárcel El Infiernito, en Escuintla, y fueron trasladados a otros penales. Jiménez informó que retrasos administrativos han impedido que se habilite de nuevo esa prisión, la cual fue desocupada para remozarla con tecnología y   mejorar los controles para evitar que los privados de libertad hagan llamadas  extorsivas desde el lugar.

El funcionario mencionó que, además de los animales exóticos que fueron localizados durante el operativo de desalojo en la mencionada prisión,  se descubrió que había fibra óptica conectada a un poste de energía eléctrica en las afueras del penal, lo cual permitía que los reos hicieran llamadas de extorsión, a pesar de que había bloqueadores de señal de teléfono. Los presidiarios también contaban con una piscina y una celda con hierro, como un lugar para castigar a otros reos.

El control de El Infiernito, según Jiménez, se retomará en unas semanas. Sin embargo, considera que, para tomar el control de todo el Sistema Penitenciario, se necesitan por lo menos “dos gobiernos más”.

“Estamos resguardando a los privados de libertad; no los estamos castigando ni rehabilitando. Tenemos control de la zona perimetral, pero adentro no sabemos qué puede pasar”, afirmó el ministro.