La muerte por desnutrición de los indígenas wayúu ya hace parte del paisaje desértico del departamento colombiano de La Guajira, fronterizo con Venezuela, una zona en donde viven cerca de 800 mil personas que hoy ven cómo las condiciones climáticas se agravan por el fenómeno de El Niño.

Según datos de las autoridades del departamento, en lo que va corrido de este año, en las rancherías ya han fallecido 40 menores de esta etnia, lo que hace temer que la cifra de 2023 supere la del año pasado, cuando murieron 85 menores.

Un observador diario de esta situación es el profesor Isidro Daniel Ibarra, rector de una escuela de la alta Guajira, quien recuerda que entre 2010 y 2014 hubo una sequía tan fuerte que durante esos cuatro años no cayó una gota de agua en la península, una situación semejante a la de hoy.

“Desde ese momento se debieron haber adoptado las medidas como limpieza de reservorios de agua en toda la zona rural para que cuando volviera la lluvia, como en el 2022, tuviéramos el líquido para hoy, cuando la sequía es muy fuerte”, explicó en una entrevista a la Agencia EFE el profesor, que trabaja en la escuela del caserío de Jonjoncito, en la zona rural del municipio de Uribia.

Mientras Ibarra le contaba a EFE las vicisitudes de las comunidades indígenas por la falta de lluvias, a su lado pasaban dos carrotanques con agua para abastecer sectores que son favorecidos por los políticos, mientras los wayúu se limitan a mirarlos sin recibir nada.