No atender la desnutrición, la obesidad y el sobrepeso cobra una factura muy alta, y trunca el desarrollo del país según informe.
Cuando se habla de malnutrición en Guatemala podemos imaginar un péndulo en movimiento, que en un extremo muestra la desnutrición, un mal que afecta a la mitad de la población infantil menor de 5 años, y en el otro, el sobrepeso y la obesidad que gana terreno. El último dato oficial dice que el cinco por ciento de niños en ese rango de edad se encuentran en esa condición, pero cuando se habla de los mayores de 18 años la cifra alcanza al 67.2 por ciento
Son realidades que conviven en el país y muchas veces en un mismo hogar. Esta problemática tiene un impacto social y económico que trunca el desarrollo de país.
La pérdida anual por estas causas asciende a US$12 mil 034 millones, según datos del informe, “El costo de la doble carga de la malnutrición, impacto social y económico” desarrollado en el 2018, cinco años atrás, con lo que la cifra actual podría ser mayor.
El efecto para Guatemala representa un menoscabo en la Educación de US$32 millones, en Salud US$4 mil 098 millones y US$7 mil 904 millones en productividad, como se indicó en el evento “Doble carga de la malnutrición: una paradoja del desarrollo” en el que participaron entidades de gobierno, cooperación internacional, sector privado y sociedad civil.
El diputado Jairo Flores, coordinador del Frente Parlamentario contra el Hambre, mencionó que la malnutrición «es el peor negocio para Guatemala».
En primera instancia, porque la desnutrición compromete el desarrollo cognitivo de la niñez y afecta su formación educativa y desarrollo físico. Mientras que el sobrepeso y la obesidad desencadenan enfermedades no transmisibles, que, según datos estimados, el Estado requiere de Q900 millones anuales para darle atención en salud a los guatemaltecos por estos padecimientos que ponen en riesgo la vida.
“Hay un impacto económico, pero también está cobrando muchas más vidas que la inseguridad y que la violencia”, agregó el diputado.
Impacto de la desnutrición
En el 2018, cuatro de cada 10 de los estudiantes que repitieron cursos escolares fue a consecuencia de la desnutrición y se estima que el costo de cada repitencia para el sistema educativo y para la familia asciende a US$943.
Por otro lado, se habla de que la misma proporción de niños no termina la primaria por la misma causa.
Los costos asociados a la desnutrición se estiman en US$365.3 millones, lo que equivale en una pérdida económica del 10.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Mientras que en el tema de la productividad potencial el impacto oscila entre US$500.5 y US$770.4 millones, según el informe.
Este año el gobierno central impulsa varias iniciativas para combatir el flagelo. Los programas “Mano a Mano”, “Avenidas por el buen vivir” y “Corredor Seco ampliado”, que funcionarán de manera intersectorial. Sin embargo, este año el presupuesto para su implementación es incierto y por ahora cada institución involucrada tendrá que trabajar con fondos propios.
Por otro lado, el Ministerio de Salud modificó Q199.7 millones en el presupuesto asignado al programa 14 denominado Prevención de la Mortalidad de la Niñez y de la Desnutrición Crónica. Se le quitaron Q128.4 millones a la dotación de micronutrientes a niños menores de cinco años, mientras que Q32.1 millones al servicio de vacunación a la misma población, que son las acciones más golpeadas
El programa quedó con un presupuesto vigente de Q 1 mil 149 millones 237 mil 844, de los cuales hasta el pasado 20 de mayo se había ejecutado el 15.82 por ciento.
Salud indica que los Q199.7 millones corresponden al programa Crecer Sano, que no tenía una estructura presupuestaria dentro del ministerio, razón que llevó a ubicar de manera momentánea esos fondos en las acciones del Programa 14. Ahora ya se cuenta con dicha estructura, por eso se colocaron los recursos a donde corresponde.
Sin embargo, es un argumento que los ministros de la cartera no han sabido explicar ante diputados de la bancada Vos que les han cuestionado sobre esa modificación presupuestaria en las acciones para combatir la desnutrición.
“Hacen transferencias para sacar cualquier otro tipo de pagos o de nómina, pero están sacrificando uno de los temas más importantes que es la nutrición de niños y de las mujeres en estado de gestación”, dice Flores, de esa cuenta es que como bloque parlamentario sopesan la posibilidad de presentar un amparo para que se reintegren estos recursos al combate de la desnutrición crónica dentro del presupuesto del Ministerio de Salud.
Hasta el 27 de abril pasado se reportaban 9 mil 144 casos de desnutrición aguda y el fallecimiento de tres menores por este flagelo.
Con libras de más
El sobrepeso y de la obesidad están en el otro extremo del péndulo y golpe en la salud es alto. Esta condición aumenta la probabilidad de padecer una enfermedad crónica, como hipertensión, diabetes, problemas cardiovasculares, incluso, algunos tipos de cáncer.
No atender el problema acarrea población enferma, pero también representará un alto costo para el país. En lo que respecta a la carga económica para el sistema público de salud la atención a pacientes con diabetes e hipertensión en el 2018 fue de US$3 mil 596.2 millones, que representa más de cuatro veces el gasto social en salud que tiene el país, según dieron a conocer en el evento Doble carga de la malnutrición: una paradoja del desarrollo.
La proyección es que para el año 2047 se habrían perdido 11 millones 791 mil 998 días no laborados a causa de esas dos enfermedades crónicas.
¿Qué hacer?
«Es vital acelerar la reducción de la malnutrición para aprovechar el bono demográfico, de lo contrario, en unos años una buena parte de la población en edad de trabajar estará integrada por personas que sufrieron desnutrición en la infancia y esto restringirá las oportunidades de crecimiento del país», dice Sesán.
De acuerdo con la secretaría, para atender la malnutrición hay varios puntos a tomar en cuenta. Desde el sector Salud, por ejemplo, es importante priorizar la prevención de la desnutrición crónica y la atención a mujeres en edad fértil, fortalecer la red de servicios de salud y el Programa de Enfermedades Crónicas no Transmisibles dadas las tasas de sobrepeso y obesidad.
En cuanto al sector educativo es clave reforzar la prevención de la doble carga de la malnutrición y abordar lo que se consume en las tiendas escolares. También retomar el espíritu de la Ley de Alimentación Escolar – dar alimentación saludable servida y mejorar el vínculo con la producción agrícola familiar-.
Además, de trabajar en paralelo la promoción de la actividad física y la aprobación de la Ley de Promoción de Alimentación Saludable.