Cada 14 de junio se conmemora el Día Mundial del Donante de Sangre, para hacer conciencia de la necesidad vital de este tejido vivo para personas que tengan accidentes o padezcan enfermedades graves.
La sangre cumple múltiples funciones esenciales en el organismo, como la oxigenación de los tejidos, defensa ante infecciones y coagulación de heridas. También tiene un propósito altruista: salvar vidas que corren peligro por enfermedad o accidente, mediante una transfusión inocua, cedida de manera voluntaria por un donante.
En Guatemala, se calcula que solo 1 por ciento de la población dona sangre, refiere la Cruz Roja Guatemalteca (CRG). Nada cuesta donar 450 ml —un poco menos de medio litro— de los cinco o seis que corren por nuestro cuerpo, pues no hay que olvidar que es un tejido renovable. Un solo donante puede contribuir a salvar la vida de hasta tres pacientes. El reto es que la persona llene todos los requisitos para que sea apta para compartir su sangre.
“Dona sangre, dona plasma, comparte la vida, compártela frecuentemente”, es el lema de este año del Día Mundial del Donante de Sangre, que se celebra cada 14 de junio y que fue instituido en el 2005 por la Asamblea Mundial de Salud, con el fin de tener acceso universal a las transfusiones de sangre sin riesgos, en especial para personas que la necesitan de por vida.
De los 450 ml que se extraen a cada donante se obtienen glóbulos rojos, plasma, plaquetas y crioprecipitado. Estos componentes se utilizan según las necesidades de los pacientes, ya sea para tratar enfermedades como cáncer, hemorragias internas, afecciones del bazo o problemas de coagulación.
Asimismo, ayuda a tratar a personas que han tenido accidentes o serán sometidas a una cirugía, destaca Roberto Carlos Moscoso, del Banco de Sangre Privado Dr. Carlos Moscoso.
En quemaduras graves y en ciertas infecciones mortales también se necesita transfusión de sangre, señala CRG. Los casos en los que se dificulta obtener sangre de donadores son aquellos en los que se necesita que sean RH —proteína contenida en los glóbulos rojos— negativo, que puede ser O, A o AB, dice Moscoso.
El procesamiento de la sangre consiste en la selección del donante, extracción de unidades de sangre, filtración —eliminación de glóbulos blancos—, separación y pruebas serológicas para garantizar la bioseguridad. Luego, se procede al almacenaje refrigerado, según el tipo de componente y compatibilidad, antes de ser enviado.
Los exámenes tienen la finalidad de detectar hepatitis B y C, sífilis, citomegalovirus y VIH, dice la CRG.
Es prohibido venderla
Según el artículo 171 de la Constitución, se prohíbe la venta y compra de sangre, la cual deberá ser donada “de forma voluntaria, libre y gratuita” y se utilizará solo para el tratamiento de seres humanos e investigaciones científicas.
“Nosotros, como institución, no vendemos sangre, sino un servicio de procesamiento de sangre, para garantizar su seguridad. Cuando el donador desea ser remunerado, puede mentir en su entrevista. Una prueba positiva —de alguna afección— es un gasto, debido al tiempo, equipos y reactivos que se utilizaron en vano, pues el donante no fue sincero”, destaca Moscoso, en cuya entidad reciben de 600 a 800 donantes al mes, y durante el año, de 8 mil a 8 mil 600.
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Hay personas que recurren a pagar por la donación, por la necesidad de sangre de sus familiares, pues no encuentran quién la ceda de forma voluntaria, por reposición o emergencias, indica la CRG. “Hay que promover la donación voluntaria para que los bancos de sangre se mantengan abastecidos, y así evitar las reposiciones y propiciar una cultura de donación, como se hace en otros países”, puntualiza la CRG, al exponer que el 75 por ciento de los pacientes de hospitales públicos y privados se benefician de la donación de sangre. La mayor parte de los donadores tiene entre 18 y 35 años.
CRG promueve la donación voluntaria de sangre en diversos lugares de captación en todo el país, la cual se dona a hospitales nacionales. En todo el país, estas donaciones altruistas cubren alrededor del 40 por ciento de la sangre que se requiere en los nosocomios, en coordinación con el Ministerio de Salud.
A su vez, la cartera indica que donar sangre ayuda a renovar las células sanguíneas y a optimizar la oxigenación de órganos y tejidos. Representa, también, solidaridad, compromiso social y amor al prójimo.
Además del referido banco de sangre privado, se puede donar en los 34 bancos de sangre ubicados en los hospitales del sistema público de salud, así como en colectas móviles en universidades, instituciones públicas y empresas.
El año pasado se recolectaron 97 mil 151 unidades en bancos de sangre de la referida cartera, de las cuales solo 2 mil 584 —2.7 por ciento— fueron donadas de forma voluntaria, según datos del Programa Nacional de Medicina Transfusional y Bancos de Sangre.
En noviembre del año pasado el bombero Óscar Pérez, de 41 años, tuvo un accidente mientras conducía su motocicleta en la zona 3. Fue llevado de emergencia al Hospital Roosevelt, donde fue estabilizado mediante una transfusión de sangre, debido a la hemorragia que se produjo luego del incidente.
Cuando mejoró un poco fue trasladado al Hospital General de Accidentes del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, para ser sometido a varias cirugías, pues el fuerte impacto había causado daños en casi todos sus huesos. Para ello le pidieron 12 donadores de sangre, los cuales, con mucha dificultad, logró conseguir. Pero cuando se presentaron al nosocomio para hacerles las pruebas respectivas, solo dos de ellos, amigos de Pérez, resultaron aptos para donar.
De todas maneras pasó al quirófano, por la urgencia de tratar las fracturas en la mandíbula inferior, cúbito, radio, hombro izquierdo, muñeca y mano derechas, pelvis, fémur, rodilla, tibia y peroné. En dicho hospital tuvieron que recurrir a su banco de sangre para cubrir el procedimiento. En total se ha sometido a 10 intervenciones quirúrgicas y todavía le faltan dos más, para rectificar los tornillos que sostienen la placa del fémur y otra en el hombro.
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“Un 90 por ciento de nuestro cuerpo es líquido, y en su mayor parte es sangre, que es la que sostiene el funcionamiento del organismo. Los médicos pueden tener el mejor instrumental, pero su esfuerzo es en vano si no tienen sangre para salvar la vida del paciente. Es vital esta donación, en caso de accidentes, traumas, enfermedades o cirugías que se complican”, indica Pérez.
“Cuando una persona dona de forma voluntaria a quien no conoce, le está dando una nueva oportunidad de vida de manera desinteresada. Es un gran gesto humano donar sangre, para que la persona pueda seguir viviendo, trabajando y luchando por seguir adelante. Serán bendecidos y recompensados por darnos de nuevo la vida”, concluye el socorrista.
“Necesité de mucha sangre”
En el 2004 la vida de Lorena Castillo, en ese entonces de 19 años, cambiaría para siempre, después de que se accidentara cuando se dirigía a Quetzaltenango, suceso en el que casi pierde la vida. El impacto hizo que saliera expulsada del vehículo, de espaldas, protegiendo la vida de su bebé de 10 meses, a quien sostenía entre sus brazos. Como resultado, se rompió la columna vertebral y la clavícula, se perforó el hígado y el páncreas y, al romperse las costillas, se perforó los pulmones.
En el hospital altense la estabilizaron y le transfundieron sangre por la hemorragia interna proveniente de los órganos dañados. No podían operarla hasta que pudieran controlar la hemorragia pulmonar, a causa de lo cual, se le dificultaba respirar. Le hicieron dos incisiones intercostales para drenar la sangre de este órgano. A su madre le dijeron que no viviría más de tres días.
Fue trasladada al hospital Roosevelt, donde determinaron que sus pulmones estaban colapsando. Pero a los 12 días después del accidente sus pulmones recuperaron su función y dejó de sentir dolor. Durante ese tiempo le transfundieron dos unidades diarias de sangre. Tres días después, pudieron intervenirla. Mientras estuvo hospitalizada, por un año, contrajo una bacteria nosocomial que complicó su caso y prolongó su estadía, así como coágulos que obstruyeron arterias de pierna y pulmón.
“Si todos los guatemaltecos donáramos sangre, de seguro nadie fallecería por falta de ella, porque muchas veces es difícil encontrar ciertos tipos. Si no hubiera habido sangre en los bancos de los hospitales en los que me atendieron, no habría podido sobrevivir. Agradezco a las personas que la donaron y a Dios, por estar viva. Ninguno de nosotros está exento de sufrir accidentes o pasar por una cirugía, y llegaremos a necesitarla”, subraya Castillo, ahora de 39 años, y quien trabaja de recepcionista en un banco, al que agradece por haberla contratado hace cinco años, pues utiliza silla de ruedas a causa del accidente.
- A las personas con sangre tipo O se les conoce como donadores universales.
- Si se tiene sangre tipo A, solo se puede recibir sangre de tipo A y O.
- Si se tiene sangre tipo B, solo se puede recibir sangre de tipo B y O.
- Si se tiene sangre tipo AB, se puede recibir sangre de tipo A, B, AB y O.
- Si se tiene sangre tipo O, solo se puede recibir sangre tipo O.
- Si se es Rh+, se puede recibir sangre Rh+ o Rh-.
- Si se es Rh-, solo puede recibir sangre Rh-.
“Ayudaré siempre que haga falta”
Cuando se le pregunta a Julio Pineda Monroy, de 32 años, cuántas veces ha donado sangre, responde que no lo recuerda, pues aunque no ha sido donante voluntario, siempre ha estado dispuesto a ayudar a quien necesite de él, en especial, su familia.
En el 2010 hizo su primera donación, cuando su padre debía someterse a una intervención quirúrgica de la cadera y se necesitaba sangre donada, como requisito. En el 2012 donó sangre a la suegra de su hermana, quien desarrolló cáncer y que es sobreviviente de la enfermedad. En el 2017 su hermana fue diagnosticada con leucemia, para lo cual se necesitaban donantes frecuentes, en concreto para ella. Pineda le donaba cada tres meses y se alternaba con otra de sus hermanas, para que no le faltara sangre a su hermana enferma, quien falleció un año y medio después.
“La primera vez que doné sangré sentí temor de que no pudiera hacerlo por algún motivo, como por alguna enfermedad, de la que no presentara síntomas, pero todo salió bien. Después me sentí frustrado porque no sobrevivió mi hermana, pero pude ayudarla y eso me hizo sentir bien. Logramos que pudiera vivir un poco más”, cuenta.
Hace dos años donó sangre para que pudieran operar a su padre, quien falleció por consecuencias del covid-19. Lo hizo también para su madre, quien falleció en el 2019 de una diabetes mal tratada, y la última vez fue en diciembre último, para el hermano de un compañero de trabajo, quien tuvo un accidente en el brazo. Pineda explica que no a cualquiera acepta donarla, pues sabe que hay quienes, con engaño, piden donadores, pero es para venderla.
Ahora debe esperar un año para poder volver a donar, pues hace poco se hizo un tatuaje. “Me siento agradecido con Dios por haber podido donarle a mi familia, en especial a mis padres, como un agradecimiento por haberme dado la vida”, enfatiza.
Requisitos para donar sangre
- Tener entre 18 y 55 años de edad.
- Tener un peso, sin ropa, mayor de 110 libras, las mujeres, y 120 libras, los hombres.
- No haberse hecho tatuajes o piercings en el último año.
- No haber desarrollado infecciones virales o bacterianas en los últimos 15 días.
- No haber contraído hepatitis, después de los 10 años de edad.
- No estar tomando medicamentos como antibióticos, hormonas tiroideas, tranquilizantes, aspirinas, anticoagulantes o antidepresivos.
- No padecer afecciones crónicas como presión arterial alta o baja, diabetes tratada con insulina o asma bronquial.
- No haber padecido cáncer o epilepsia.
- No haberse extraído alguna pieza dental o sometido a cirugías recientes.
- No estar embarazada o amamantando.
- Presentarse con, al menos, seis horas de ayuno. Sentirse bien de salud el día de la donación.
“Es líquido de oro”
Con anemia hemolítica autoinmune se forman anticuerpos contra los glóbulos rojos y los destruyen, pues los reconocen como extraños, de manera errónea.
Fernando Sánchez, auxiliar de enfermería de 49 años, desarrolló esta enfermedad, aunque mantenía controlados sus niveles de hemoglobina por los esteroides que le daban en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), hasta que hace 12 años la entidad decidió que ya no eran necesarios en su caso. Como consecuencia de la falta de ellos su organismo comenzó a descompensarse durante el primer mes que dejó de tomarlos.
Sus niveles de hemoglobina cayeron a 4. Fue ingresado de emergencia en el hospital donde trabajaba, le inyectaron esteroides para estabilizarlo y luego fue referido al IGSS para que le transfundieran sangre de manera urgente. En esos momentos los empleados estaban en huelga y pasaron 24 horas sin poder hacerle la transfusión. Sus defensas se agotaban poco a poco. “Sabía que me iba a morir”, recuerda Sánchez.
Luego recibió la donación de sangre en dos transfusiones, que le ayudaron a sobrevivir, proceso que se dificultó porque había que encontrar del tipo que fuera compatible. Fue dado de alta tres días después, ya estable. Se le extirpó el bazo poco después para que dejara de destruir los glóbulos rojos, y hasta la fecha no necesita tomar esteroides. “En primer lugar, Dios obró para que no me muriera. En segundo lugar, gracias a la sangre que recibí, se me dio la oportunidad de seguir viviendo”.
Este fue líquido de oro para mi. Por mi trabajo en el hospital he visto casos, desde niños hasta adultos mayores, que sobreviven como resultado de la donación de sangre, que siempre hace falta. Los hospitales públicos y privados luchan por mantener abastecidos sus bancos de sangre, porque en cualquier emergencia no da tiempo de buscar donantes. A quien sea apto para donar, le recomiendo que lo haga, porque no se sabe cuándo uno la puede llegar a necesitar. Es una manifestación de amor y obra de caridad al prójimo ”, concluye Sánchez.
Durante la donación
- Tener disponibilidad de 45 minutos a una hora. Apagar el celular, relajarse y evitar hacer movimientos con el brazo donde está la aguja.
- Permanecer recostado, sin levantar la cabeza.
- Tomar la bebida que se le ofrece. Si se siente mareo o náusea, recostarse de nuevo.
- Se recomienda no fumar ni ingerir bebidas alcohólicas durante las siguientes ocho horas.
- Ingerir mayor cantidad de líquido durante las próximas 24 horas, y no practicar ningún tipo de deporte o ejercicios físicos.
- Comer con normalidad, sin excederse.
- Se puede volver a donar sangre tres meses después.