El próximo domingo 7 de diciembre se celebrará la tradicional Quema del Diablo, una costumbre popular guatemalteca que antecede a la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. En 2025, la fecha coincidirá con el segundo domingo de Adviento.

Pero ¿cómo nació esta tradición? La Iglesia católica celebra la Inmaculada Concepción en honor a la Virgen María, y fue el 8 de diciembre de 1854 cuando el papa Pío IX proclamó este dogma: “La bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano”.

El portal EWTN explica que, al ser proclamado el dogma, desde Roma fueron enviadas cientos de palomas mensajeras con la gran noticia. «Se afirma que unos 400 mil templos católicos alrededor del mundo repicaron campanas en honor a la Madre de Dios», indican.

La Quema del Diablo tiene un origen ligado a lo supersticioso, pues se asocia con preparar el ambiente para la celebración religiosa en honor a la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

En los orígenes de la ciudad de Guatemala

El historiador Aníbal Chajón señala que el dogma católico representa a María venciendo al diablo, simbolizado como una serpiente. “En Guatemala, esa idea se transformó en la Quema del Diablo. ¿Qué ocurrió? Durante el período colonial, en el asentamiento de la Ermita —actual ciudad de Guatemala—, la procesión más importante del 7 de diciembre salía del Templo de la Concepción. Ese templo ya no existe, pero parte del antiguo convento aún permanece: un gran salón ubicado entre la Catedral, la Séptima Avenida, el Palacio Nacional y lo que hoy es la Casa Presidencial”, explica.

Desde ese lugar salía una solemne procesión que recorría las calles del centro. “Los acaudalados decoraban los balcones de sus casas con velas dentro de vasos de vidrio de colores —similares a las veladoras actuales—, mientras que las personas con menos recursos encendían fogatas o antorchas para iluminar la ruta procesional a las 18 horas, hora de vísperas de la fiesta”, añade el historiador.

Con la llegada de los gobiernos liberales, en 1871, la procesión fue prohibida. El convento fue expropiado, dividido y parte del espacio se entregó a la primera iglesia protestante, algo que escandalizó a muchos en esa época. Aunque la procesión desapareció, la costumbre de iluminar se mantuvo. “Al no haber procesión, la gente podía encender fogatas más grandes sin riesgo, y estas hogueras adquirieron un nuevo sentido: quemar lo malo del año, representado en la basura, para empezar de nuevo. Era una forma de preparación espiritual para la Navidad”, señala Chajón.

La quema del diablo es una tradición celebrada cada 7 de diciembre.
De igual forma, algunos historiadores guatemaltecos vinculan la celebración a la época de la colonia española, cuando se realizaban grandes luminarias con fuego para algunas festividades religiosas. (Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos)

De la limpieza simbólica a las piñatas de diablito

Hacia finales del siglo XIX, estas fogatas se volvieron parte de una competencia amistosa: cada familia reunía más combustible, sobre todo chirivisco (madera seca de barrancos). Niños y jóvenes participaban con entusiasmo, encendiendo cohetillos.

No siempre se quemó basura. En la década de 1970 se empezó a usar llantas y otros materiales contaminantes. “En los años 80 se volvió común quemar llantas, lo cual generaba una contaminación espantosa”, afirma Chajón. Fue entonces cuando una piñatería cercana al parque Colón, vinculada a la familia Verducido, comenzó a fabricar piñatas en forma de diablitos para sustituir materiales tóxicos. Así nació el actual ícono de la celebración.

“A finales del siglo XX —probablemente en 1998 o 1999— en la ciudad de Antigua Guatemala se organizó por primera vez la quema de un diablo gigante frente al conjunto de la Concepción. Desde entonces, esta práctica fue creciendo en tamaño, pero conservó su valor simbólico: preparar el momento en que María, al aceptar ser la madre de Jesús, inicia el camino hacia la salvación”, concluye el historiador.

Celebración en evolución

Actualmente, los servicios de emergencia recomiendan evitar prácticas que generen contaminación o representen riesgos. Las autoridades sugieren no lanzar fuegos artificiales contra personas, animales, vehículos, tendido eléctrico o viviendas; no colocarlos en recipientes ni guardar pirotecnia en la ropa. También se aconseja preferir piñatas pequeñas y evitar la quema de basura.