El incremento de las lluvias en Guatemala aumenta el riesgo de la proliferación del mosquito transmisor del dengue, y con ello, el incremento de casos detectados por día.

A la fecha, en Guatemala se diagnostican alrededor de 500 casos diarios de dengue, pero con el incremento de lluvias que se prevén para las próximas semanas podrían elevar el número a cerca de 715, según proyecciones del Ministerio de Salud.

El pronóstico considera la tendencia al alza que mantiene la enfermedad, así como las condiciones climáticas que son favorables para que el zancudo transmisor del virus se propague.

Para el 22 de junio se reportaban 35 mil 294 casos de dengue, con lo que se marca un incremento del 531 por ciento de lo registrado a la misma semana del 2023.

El escenario es más crítico al comparar los últimos cinco años, pues el promedio de crecimiento sería de 776 por ciento, como detalla el informe de la Situación Epidemiológica de las Arbovirosis en Guatemala. 

La mitad de los afectados en el país son niños menores de 15 años, mientras que Jutiapa continúa como el departamento con más reporte de casos (4 mil 159).

Edgar Manuel Santos, director de la Dirección de Epidemiología y Gestión de Riesgo del Ministerio de Salud, indica que, de acuerdo con el comportamiento de años anteriores, en la temporada de lluvia aumentan los criaderos del aedes aegypti y con ello el contagio del virus. En el escenario actual, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), indica que en el país ha llovido un 30 por ciento más de lo previsto, y la tendencia continuará.

Pero lo atípico de esta temporada, influenciada por el fenómeno de la Niña -trae aumento de precipitaciones-, sumado a la circulación de un serotipo del dengue distinto al detectado en años anteriores, llevan a que la epidemia sea más intensa. Cabe recordar que hay cuatro tipos serológicos del virus: DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4, y es el tercero el que actualmente tiene predominio en el país.

“Hay un cambio del serotipo que está circulando en las Américas desde el año pasado, y no nos escapamos a eso. El serotipo es muy nuevo para América y esto hace que las personas no tengan muchas defensas contra este tipo del virus, pues los que circulaban en años anteriores eran DENV-2 y DENV-4. Teníamos muchos años de que (DENV-3 de origen asiático) no circulaba de manera intensa en el continente, lo que ha contribuido a que en la región tengamos epidemias fuera de lo normal”, dice Santos.

De esa cuenta, es que varios países se encuentran en alerta roja por el incremento desmedido de casos. Guatemala está en emergencia sanitaria desde el pasado 24 de mayo, momento en que se reportaban 12 muertes por dengue, ahora se cuentan 15. Mientras que Honduras decretó la alarma el 31 de mayo y El Salvador lo hizo el pasado 3 de julio, con 21 y 2 fallecimientos, respectivamente.

El médico refiere que ante la oleada de casos de dengue que se registran en la región no será sencillo para los países contener la epidemia, “a menos que tengan muchos recursos”; pero aún así, menciona el caso de Brasil que reporta más de 8 millones de casos y no ha podido frenarla.

 

Letalidad a la baja

La Plataforma de Información en Salud de las Américas (Plisa) de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) muestra que en los últimos ocho años la letalidad por dengue en Guatemala va en descenso. De 0.570, que se registraba en el 2017, se pasó a 0.043 en el 2024. Pero esto podría cambiar, según Santos, pues a mayor cantidad de casos de dengue más probabilidad de que ocurran cuadros graves, principalmente en población vulnerable.

“La cepa de virus DENV-3 tiene la capacidad, en niños más pequeños, de ocasionar dengue grave sin necesidad de haber tenido una infección previa por dengue. También, entre más pronto haya tenido la persona una infección por otro tipo (DENV-2 o DENV-4) se incrementa la probabilidad de casos graves. Lo importante es que la población asista a los servicios de salud ante la presencia de los signos de peligro para evitar la muerte”, agrega.

De los países de Centroamérica, Guatemala ocupa el cuarto lugar en la tasa de incidencia de casos (192.2 por cada 100 mil habitantes) y en la letalidad de la enfermedad (0.043). A la cabeza del primer indicador está Honduras, y en el segundo, Panamá, como se reporta en Plisa.

Adaptación del zancudo

El cambio climático ha contribuido a la proliferación del mosquito Aedes aegypti, con periodos de altas temperaturas y lluvia que llevan a que los huevecillos eclosionen más rápido. Estas condiciones también han permitido a que el vector circule en regiones donde no se encontraba.

Por otro lado, algunos países han reportado la resistencia de los zancudos a los insecticidas que se utilizan para eliminarlos. De acuerdo con Santos, ese extremo no se ha comprobado en Guatemala, pero el Ministerio de Salud espera pronto realizar estudios sobre el tema.

Mientras que aún se analiza implementar la liberación de zancudos con la bacteria Wolbachia, la cual se inyecta en los huevos del mosquito para que se desarrolle en el insecto desde que nace y evite que el virus del dengue se reproduzca en el vector.  Este método ya se utiliza en algunos lugares de El Salvador y de Honduras. Sin embargo, su costo es elevado y está en experimentación.

Acciones en marcha

El Ministerio de Salud realiza campañas de fumigación, abatización y descacharrización en distintos puntos del país, pero resulta insuficiente si la población no se involucra en la eliminación de criaderos de zancudo para evitar su proliferación, como menciona el entrevistado.

“La parte comunitaria es importantísima, es un 80% del control del dengue. Si controlamos los zancudos se evita la transmisión del dengue. Si la población no colabora, no hay país que pueda resolver esta epidemia desde el punto de vista del vector”, indica.