Maquinaria del Cuerpo de Ingenieros del Ejército removió tierra en el Parque Érick Barrondo, que forma parte de la zona arqueológica Kaminaljuyú.
Ni el Ministerio de Cultura y Deportes (MCD) ni el Cuerpo de Ingenieros del Ejército tomaron en cuenta las investigaciones que confirman la existencia de vestigios arqueológicos en el parque deportivo Érick Barrondo, para construir una segunda pista de bicicrós cercana al polideportivo de ese centro. La remoción de tierra realizada con maquinaria pesada tampoco tuvo el acompañamiento del Instituto de Antropología e Historia (IDAEH).
Según constató elPeriódico, la nueva área fue acomodada a un costado de la primera pista, cuya construcción se encuentra suspendida por investigaciones del Ministerio Público (MP). La nueva pista tiene una extensión aproximada de 3 mil metros cuadrados.
En diciembre de 2021, cuando este medio le preguntó a la directora del IDAEH, Cecilia Zurita, sobre los trabajos sin un estudio previo ni acompañamiento de expertos, la funcionaria aseguró que desconocía el tema, pese a que desde agosto del año pasado el viceministro del Deporte y la Recreación, Mario Prado López, lo anunció en las redes sociales del MCD.
Una semana después, la directora del IDAEH aseguró que el Instituto inspeccionó el área intervenida, pero indicó que en esta no existe sensibilidad arqueológica. También aseguró que, según los estudios anteriores, esta área fue utilizada en los periodos prehispánicos como una región únicamente para cultivos, lo cual según los estudios arqueológicos es falso.
El Informe Final Zona Arqueológica Kaminaljuyú 2015, refiere que estudios realizados entre 1989 y 1991, así como en 2005 coinciden en que durante los periodos Preclásico Tardío y Clásico Temprano el área de La Trinidad (Parque Érick Barrondo) fue utilizada como área habitacional debido a la presencia de fogones y vasijas asociadas a la cocción de alimentos.
Depredación
El Colectivo por la Defensa del Patrimonio denunció que con estas acciones las autoridades podrían haber incurrido en depredación de bienes culturales, contemplado en la Ley para la Protección del Patrimonio Cultural, al no realizar estudios ni dar acompañamiento a los trabajos.