Las antiguas civilizaciones fueron las que comenzaron a medirlo como se conoce hasta la fecha.
El tiempo ha intrigado a las mentes humanas desde la antigüedad y en un intento de entenderlo se le han otorgado distintos sentidos. Sin embargo, a pesar de que el tiempo es algo con lo que vivimos a diario, existe poca información que explique su origen.
De acuerdo con la Real Academia Española, el tiempo es una magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro.
No obstante, el concepto que actualmente se conoce proviene de los campos más avanzados de la astronomía y la física, teniendo conocimiento de esto desde el inicio de distintas civilizaciones antiguas.
Estas civilizaciones crearon distintas maneras de medir el tiempo, valiéndose de tecnología específica como por ejemplo los cuadrantes solares y los relojes, o bien a partir de elaboraciones intelectuales basadas en la observación astronómica, como lo son los calendarios.
Sin embargo, muchos se preguntan cuándo fue el momento exacto en el que se originó. Se dice que el tiempo nació junto con el Universo en el Big Bang, hace aproximadamente 13 mil 800 millones de años.
Posteriormente, los egipcios lograron dividir la noche en 12 partes basadas en 12 estrellas que aparecían sucesivamente en la oscuridad del cielo. Fue así como dividieron la noche en 12 partes iguales y después el día en la misma cantidad para hacer un total de 24 horas.
Según la historia, se tiene conocimiento que fue en Grecia donde se originaron las horas, sin embargo, la medida exacta de 60 minutos surge gracias a los estudios astronómicos del pueblo babilónico y su sistema sexagesimal, el cual utilizaban para realizar cálculos astronómicos. Así es como surgen las horas de 60 minutos y minutos de 60 segundos.
Por su parte, el origen del calendario se remonta a la época del Imperio Romano, donde existían 304 días dispuestos en 10 meses, ellos utilizaban un mes más cada ciertos años para compensar el desajuste temporal.
De acuerdo con el Canal de Historia, fue con la llegada de Julio César que apareció el calendario Juliano, que dividía el año en 365 días y 12 meses. Este calendario incluyó la reforma de añadir un día más cada cuatro años para compensar el desajuste, por lo que este calendario también ubicó los meses tal y como hoy se conocen.
No obstante, al no corregir por completo el ajuste temporal, en el año 1582 el Papa Gregorio XIII creó el calendario Gregoriano, el cual establece como años bisiestos los múltiplos de cuatro, exceptuando los años múltiplos de 100, para compensar el desajuste temporal.