El incendio en el volcán de Agua ya fue controlado en 90 %, pero pobladores de áreas cercanas aseguran que los daños colaterales serán considerables.
“El daño será a futuro. Está en peligro lo que le mostramos a los visitantes”, lamenta Sonia Sicán, propietaria de un hospedaje comunitario de la aldea San Juan del Obispo, Antigua Guatemala, ubicada a pocos kilómetros del volcán de Agua y cuyos habitantes dependen, en su mayoría, de las bondades del coloso que fue afectado por un voraz incendio que las autoridades aún no logran liquidar.
Han pasado 11 días desde que un incendio forestal destruye hectáreas de bosques y la biodiversidad del volcán de Agua, y aunque las autoridades del Gobierno aseguran que están próximos a liquidarlo, los habitantes de comunidades cercanas al coloso saben que las cosas no se quedarán así y que lo peor está por venir.
El temor de lo que pueda pasar en los próximos meses se debe a que miles de habitantes de Santa María de Jesús, San Juan del Obispo, San Pedro Las Huertas, Ciudad Vieja y Alotenango, en Sacatepéquez, así como de Palín, Escuintla, dependen del volcán, pues sus actividades económicas giran en torno al coloso.
Un ejemplo de eso son los habitantes de San Juan del Obispo, donde más de 400 productores de níspero (la principal fuente de ingresos del pueblo) tienen sus cultivos en las faldas del volcán y ahora se enfrentan a dos temores.
El primero es que por el exceso de calor y la ceniza producida por el incendio las plantas no floreen y que la producción del presente año decaiga de manera considerable, y la segunda, que por la pérdida de bosques se registren deslaves que destruyan las plantaciones y pongan en riesgo a las poblaciones.
Adolfo Rojo, presidente de la Comisión Local de Turismo de San Juan del Obispo, dijo que el impacto que el incendio del volcán de Agua tendrá en la economía local será considerable desde cualquier punto de vista, pues los habitantes vinculan todas sus actividades diarias con el turismo, debido a que los extranjeros disfrutan de conocer las costumbres y tradiciones locales, como la agricultura y la cosecha del níspero, manzana, manzanilla y aguacate, por lo que al haber escasez los guías no incluirían en sus giras esos destinos.
Rojo asegura que con el incendio se ponen en riesgo las actividades de senderismo, aviturismo y turismo ecológico que suelen ser atractivos para quienes arriban al país por medio de cruceros y que llegan a Santa María de Jesús por senderos de las faldas del volcán que conectan con la Costa Sur.
Además, detalló que el impacto económico a causa del siniestro en el volcán de Agua no solo afectó a los municipios situados en los alrededores del coloso, sino también a quienes ofrecen turs en los volcanes Pacaya y Acatenango, pues muchos viajeros se abstuvieron de ascender por temor a que ocurriera los mismo en esos lugares.