Esta enfermedad muchas veces no suele manifestarse durante mucho tiempo antes de su detección.
Durante varios años, médicos y científicos han advertido que el mundo está sumido en una epidemia de obesidad y diabetes mellitus. Por eso reconocer los síntomas que emite el organismo cuando los niveles de azúcar son altos puede ser muy útil para empezar a tomar medidas propicias junto a un médico y evitar consecuencias negativas en la salud.
La diabetes mellitus, también conocida como diabetes de tipo 2, es una enfermedad crónica, y si no se controla, las consecuencias pueden provocar ceguera y hasta la amputación de las piernas. Esta enfermedad muchas veces no suele manifestarse durante mucho tiempo antes de su detección.
Existen varios signos tempranos de la enfermedad que hacen que merezca la pena hacerse una prueba de azúcar en sangre. Según el portal ruso MedikForum, la advertencia algunas veces puede radicar en síntomas relacionados con las piernas, donde suelen aparecer sensaciones extrañas y poco habituales.
Los niveles altos de azúcar en el organismo a veces pueden desarrollar una neuropatía, es decir, daños en uno o más nervios. Esta afección suele provocar picor, hormigueo, ardor o adormecimiento y pérdida de sensibilidad en las piernas y los pies, lo que indica que valdría la pena hacerse una prueba de azúcar en la sangre.
Si por alguna razón la cita con un médico toma bastante tiempo, un glucómetro que se vende en las farmacias puede ayudar a medir los niveles de azúcar. Si la medición se realiza en ayunas por la mañana, la norma es de 3,3 a 5,5 mmol/l, mientras que después de una comida es de 5,6 a 6,6 mmol/l.
Los signos clásicos de la diabetes mellitus de tipo 2 son: la sequedad constante en la boca, una constante sensación de sed, piel seca y picores, mala cicatrización de las heridas, debilidad y sudoración.
Otro síntoma al que hay que prestar atención cuando se sospecha de diabetes es la pérdida de agudeza visual. Si ve todo lo que le rodea borroso, debe acudir a su médico. En estos casos, a menudo la sospecha de diabetes es comunicada por un oftalmólogo, que puede ver los capilares dañados durante una revisión.