Los antioxidantes naturales de este fruto se concentran especialmente en su piel.
El tomate verde es un ingrediente esencial de la comida mexicana. En la mayoría de los platillos, su fruto es el protagonista; sin embargo, pocos saben que la parte con mayores beneficios es la cáscara.
El tomate es un fruto de color verde de forma redonda cubierto por una cáscara delgada, similar a una tela, que cuando se seca toma la textura del papel, la mayor parte de la gente la desecha, pero posee grandes capacidades nutrimentales y medicinales.
En algunas regiones se consume en forma de infusión, como tratamiento auxiliar para la diabetes, para regular la presión sanguínea, para curar dolores estomacales, combatir la caspa, la calvicie, aliviar dolores de oído y reducir síntomas de algunas enfermedades respiratorias.
Además, posee un alto contenido de antioxidantes naturales, que ayudan a combatir los radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro.
Su fruto también posee un gran valor nutricional: tiene vitamina c, que ayuda a fortalecer el sistema inmune; vitamina B3, responsable del correcto funcionamiento de algunas enzimas y el sistema digestivo; fisalinas, que actúan como agente antimicrobiano; whitanolides, posibles quimioprotectores contra el cáncer de colon; y minerales como el calcio y el fósforo.
También es utilizado desde hace muchos años por la medicina tradicional como remedio para enfermedades como la tos, la fiebre y reducir la inflamación de las amígdalas.
En México se conocen cerca de 50 variedades y en la época precolombina ya era utilizado por los indígenas como uno de los ingredientes base de la gastronomía.