El kilómetro 44 de esta carretera ha sido el epicentro de una crisis que ha afectado gravemente el transporte y la movilidad de miles de guatemaltecos, generando un impacto directo en el costo de vida y en la competitividad del país.
A más de 100 días desde que se declaró la emergencia en la autopista Palín Escuintla, una de las arterias más cruciales para la economía guatemalteca, la infraestructura vial en este tramo ha sufrido un deslizamiento significativo, lo que ha llevado a que la carretera permanezca parcialmente cerrada.
Actualmente, solo se habilitaron dos carriles provisionales, lo que limita el tránsito y causa retrasos sustanciales en el transporte de mercancías hacia Puerto Quetzal, uno de los más importantes del país.
Kilómetro 39 y 45 en riesgo
Al igual que el kilómetro 44, los tramos carreteros de los kilómetros 39 y 45 son puntos bajos de cuenca, donde converge la corriente de agua de las laderas del Volcán de Agua. A principios de agosto, las tuberías presentaban pequeños espacios que permitían el paso no solo de agua y sedimentos, sino también de basura orgánica, como árboles, ramas y animales muertos.
El problema es que, si no se realiza el mantenimiento y la limpieza adecuados de estas tuberías, por muy anchas que sean, la basura terminará tapándolas por completo. Como resultado, el agua buscará un nuevo cauce, lo que podría derivar en un socavón, tal como ocurrió en el kilómetro 44.
Impacto Económico
La crisis no es solo un inconveniente; es un problema que se traduce en mayores costos de vida para todos los guatemaltecos. Las empresas enfrentan retrasos y costos adicionales, lo que se refleja en los precios de los productos que llegan a los mercados y supermercados. Desde el sector empresarial, se ha manifestado la preocupación por cómo esta situación afecta la inversión y el crecimiento económico del país.
Anualmente, este puerto moviliza más de 368 mil contenedores y maneja exportaciones valoradas en US$2 mil millones, además de recibir importaciones que superan los US$12 mil millones.
La restricción en la autopista ha tenido repercusiones significativas. Según datos proporcionados por la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC), un total de 125 mil vehículos transitan diariamente por esta vía, de los cuales aproximadamente 22 mil son del transporte pesado.
El horario de mayor afluencia vehicular en ese tramo es entre las seis y diez horas de la mañana, con un total de 23 mil 795 vehículos. Además, circulan diariamente casi 5 mil unidades de tipo autobús, que corresponden al transporte colectivo.
Esto denota que esta situación no solo afecta a las empresas que dependen de la carretera para sus operaciones, sino que también repercute en el bolsillo de cada guatemalteco, ya que los costos de transporte se han incrementado.
Propuestas del sector privado
José Fernando Orellana, director ejecutivo de la Cámara Guatemalteca de la Construcción, resaltó la disposición del sector privado para colaborar con el gobierno en la búsqueda de una solución sostenible. Desde el inicio de la emergencia, la Cámara ha ofrecido apoyo en diversas formas, incluyendo la donación de horas de maquinaria y combustible, así como la planificación técnica necesaria para abordar la situación.
El 26 de agosto, a través de Cacif, se comunicó formalmente al presidente de la República la disposición del sector para realizar estudios técnicos y planificación para una solución a largo plazo, no solo para el kilómetro 44, sino también para los kilómetros 39 y 45, que también presentan riesgos. Este compromiso se fundamenta en la necesidad de realizar estudios de preinversión que determinen las acciones necesarias para mitigar el problema y prevenir futuras emergencias.
Fases de solución
Orellana detalló que la solución debe abordar tres fases clave:
- Estudios Previos: Determinar la naturaleza del trabajo que se requiere. Esto puede incluir la limpieza de tuberías, la construcción de barreras de mitigación y la evaluación de la infraestructura existente.
- Determinación de Obras Civiles: Con base en los estudios previos, establecer el tipo de obras necesarias, que podrían ser diferentes a las soluciones anteriores debido a los cambios en las condiciones ambientales y de erosión en la zona.
- Planificación y Ejecución: Elaborar un plan de acción claro y estructurado que contemple todos los pasos administrativos y técnicos para garantizar la correcta ejecución de las obras.
Se estima que, una vez definidos estos pasos, la ejecución total del proyecto podría tomar alrededor de dos meses. Sin embargo, es fundamental que se actúe con rapidez y eficiencia para evitar más demoras.
La necesidad de un enfoque integral
El problema de la infraestructura vial en Guatemala no es nuevo. La falta de mantenimiento y la construcción deficiente han llevado a un déficit de carreteras, donde se construyen menos de 300 kilómetros al año. Además, muchos de estos caminos no han sido edificados con materiales adecuados y carecen del mantenimiento necesario, lo que crea un ciclo vicioso que perpetúa la crisis.
La autopista Palín Escuintla, que durante 25 años operó sin incidentes significativos, se ha visto afectada por la falta de mantenimiento desde la liquidación de su contrato de concesión en mayo del año pasado. Este descuido ha permitido que las lluvias y la acumulación de sedimentos, exacerbadas por la deforestación y otros factores ambientales, contribuyan al deterioro de la infraestructura.
La llamada a la acción
Orella explica que es imperativo que se inicie un proceso claro y técnico para abordar esta emergencia. La solución no debe ser meramente reactiva, sino preventiva y sostenible, asegurando que se tomen en cuenta las lecciones aprendidas para evitar que esta situación se repita en el futuro.
A medida que el país enfrenta estos desafíos, la colaboración entre el sector privado y el gobierno se vuelve esencial.
Todos los guatemaltecos tienen un interés en ver resuelto este problema que afecta no solo la movilidad, sino también el desarrollo económico y social del país.