Tres meses después de aplicar el aumento al salario mínimo en el 2025 del 10% para el sector agrícola y no agrícola y 6% para maquilas y actividades de exportación, varios sectores han analizado su impacto y exponen las estrategias que han ido implementando para enfrentarlo.

Entre enero y marzo los sectores han analizado su situación, y a cada uno le está afectando de una manera diferente, así mismo aplican diversas medidas.

Las actividades económicas con mayor impacto comparten algunas características: son intensivas en mano de obra; tienen poca capacidad de ajustarse por ser muy formales o depende de mercados internacionales; y son empresas pequeñas o medianas (pymes) que no pueden trasladar el costo a sus clientes, explicó Raúl Bouscayrol, presidente de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG).

El sector de vestuario y textiles

Según un monitoreo que efectuó el sector de vestuario y textiles, a febrero del 2025 estaban operando 4 mil máquinas menos en confección comparado con el año pasado, ya que bajaron de 40 mil a 36 mil.

Cada máquina operando representa 3 empleos, de estos dos directos y uno indirecto, por lo que a diciembre del 2024 el sector generaba alrededor de 120 mil y bajaron 12 mil situándose a 108 mil puestos de trabajo, según Alejandro Ceballos, vicepresidente de la Asociación de la Industria del Vestuario y Textiles (Vestex), adscrita a Agexport.

El directivo explica que la caída de empleos se derivó del aumento al salario mínimo. Aunque al sector se le incrementó dicho salario en 6%, y no en 10% como en otras actividades, los efectos se notan en especial en confección donde muchos de los puestos operan con la paga mínima, añadió.

El problema que enfrentan es que es un sector de mano de obra intensiva, y los costos de esa paga también afectan costos para producir, además que los precios de venta no los coloca el fabricante sino el comprador, en este caso estadounidense. 

Por aparte, Ricardo Gharzouzi, empresario del sector textil, y directivo de CIG, coincidió en que este sector es intensivo en mano de obra por lo que considera que varias empresas del sector se verán obligadas a aumentar los precios a corto plazo para poder hacer frente a este aumento del salario mínimo el cual califica de excesivo.

Añade que para las textileras locales, el incremento tiene un impacto considerable en el costo de producción, lo que se reflejará en un aumento de precios para el consumidor final, y para las empresas de confección que exportan a mercados internacionales es más complejo trasladar los costos a los consumidores, por lo que el gran reto está en aumentar la productividad.

“En esa línea, el gran riesgo radica en que los compradores al ver un incremento de precios decidan colocar sus órdenes en otros países, haciendo que Guatemala pierda competitividad en el área de costura”, comentó.