Las rutas por las que se trasiega la droga en el país cambian constantemente. Ahora los grupos que reciben la droga de Colombia, en las fronteras de Honduras y El Salvador, ya no usan otros departamentos de Guatemala para enviar la droga vía aérea, sino que aterrizan en Chiapas, México.
La droga, particularmente cocaína, que viene de Sudamérica -Colombia, Ecuador o Venezuela- y que busca llegar a México y Estados Unidos, históricamente, atraviesa Centroamérica -Honduras, El Salvador y Guatemala- vía aérea o marítima.
En los últimos años, según un exfuncionario antinarcóticos del Ministerio Público (MP), las rutas han variado para evitar ser detectados en suelo guatemalteco.
La vía aérea, en los gobiernos de Jimmy Morales y Alejandro Giammattei, fue una de las más usadas para trasegar, según la fuente.
“En esos años, Alta Verapaz, Retalhuleu y Suchitepéquez se convirtieron en el epicentro para trasladar la cocaína vía aérea, para luego llevarla vía terrestre hacia municipios de Chiapas, México, que continuaba su camino hacia los Estados Unidos”, explicó el exfuncionario antinarcótico.
Sin embargo, añadió que esto cambió porque algunas estructuras en Chiapas detectaron que era mejor asegurar los cargamentos en su territorio.
“La disputa por el control de la plaza en Chiapas ha cambiado la forma de hacer las cosas. Ahora los cargamentos vuelan desde Alta Verapaz hacia suelo mexicano en las colindancias con Huehuetenango y San Marcos”, explicó.
Pero esto no es nuevo. La traza usada estaba diseñada desde 2018, fecha en que detectaron a una estructura que trasladaba cocaína de Alta Verapaz hacia Retalhuleu, Suchitepéquez y Huehuetenango.
Antecedentes
Uno de los primeros casos que sirvieron para identificar a los integrantes de esta estructura ocurrió el 7 de diciembre de 2019.
Aquella vez se reportó el aterrizaje de una aeronave sin autorización legal al territorio nacional y procedente de Sudamérica. El hecho ocurrió en Chisec, Alta Verapaz.
El Ejército reportó ese día que la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG) detectó la violación al espacio aéreo nacional y tras las diligencias hallaron vehículos, armamento y paquetes con cocaína en la aldea Mucbilhá, entre Rubelsanto y Tierra Blanca, Chisec.
Ese día decomisaron 751 paquetes con cocaína y una carabina registrada a nombre de miembros de la estructura criminal. Casi un año después, el 9 de noviembre del 2020, en medio de las restricciones por la covid-19, se reportó el ingreso ilegal de un Jet en el territorio guatemalteco.
Este venía cargado con cocaína y aterrizó en una pista clandestina en la aldea El Chico, en el municipio de Champerico, Retalhuleu. Las autoridades incautaron mil 28 kilos de cocaína, valorados en más de US$14 millones.
Esta droga, como la de Chisec, traía un distintivo de Disney, y eso reforzó que se trataba de la misma estructura. La droga que venía en esta aeronave procedía de Venezuela.
La planificación del grupo narcotraficante era que la aeronave, como solían hacerlo en otras ocasiones, aterrizara en el área y luego en coordinación con un líder comunitario y miembros de la población, se realizaría la vigilancia, descarga, resguardo y traslado de la droga.
Los líderes de esta estructura eran Magner López Mejía alias Mapa y/o Magner y Jorge Luis Rodríguez López, alias Mosco, quienes ya fueron extraditados a los Estados Unidos bajo cargos de narcotráfico.
Mejor a Chiapas
La disputa del territorio en Chiapas, un estado que lo componen 124 municipios, ha provocado que los cárteles de Sinaloa y el Chiapas – Guatemala se enfrenten desde hace dos años.
Esa disputa hizo que grupos guatemaltecos como Los Huistas, que operan en Huehuetenango y Los Pochos, en San Marcos, se reorganizaran para definir nuevas formas de trasiego.
Una de ellas fue evitar que las aeronaves que salen de Alta Verapaz o Baja Verapaz aterrizaran en Retalhuleu, Suchitepéquez, San Marcos o Huehuetenango.
La opción, dice el exfuncionario antinarcótico, fue que llegaran directamente a suelo mexicano y en especial, en el municipio de Acapetahua, Chiapas.
De acuerdo con medios mexicanos, en el 2023, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), reportó que la localización de más de 25 avionetas con cargamentos de droga.
Los aterrizajes los reportaron en Tapachula y Acapetahua. En el 2024, la cantidad alcanza las 10 avionetas.
Cártel Chiapas y Guatemala
En Chiapas, desde el año pasado, se habla de un nuevo cártel integrado por ciudadanos mexicanos y guatemaltecos.
Las notas de la prensa chiapaneca les han nombrado el Cartel de Chiapas y Guatemala (CCYG).
Antes del vídeo del 26 de junio pasado, donde se muestra a una veintena de muertos, se conoció de otro caso el 31 de marzo.
En otro vídeo que circuló en redes sociales, y en el que se ve a los integrantes de este Cartel con los rostros cubiertos con pasamontañas y con fusiles y otras armas largas, lanzaron un mensaje a las autoridades estatales de Chiapas.
En él negaron la presencia del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Chiapas y acusaron a las autoridades de fabricar una “narrativa por motivos políticos y de seguridad”.
Aseguran que ellos han luchado en los últimos años contra el Cartel de Sinaloa, quienes se han apoderado de “la plaza de Chiapas”, desde el 2016.
De hecho, entre el 23 y 31 de marzo, principales áreas de Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, han sido escenarios de enfrentamientos entre organizaciones criminales que se disputan el control del territorio para el narcotráfico, el tráfico de personas y armas, entre otros delitos.
De acuerdo con el diario El Sol de México en Chiapas operan más de seis grupos criminales, entre ellos el llamado Maíz, los Motonetos, el Cartel de San Juan Chamula y Sentimientos de la Nación, entre otros más.
Maíz, según El Sol de México, es una de las primeras agrupaciones delictivas en las que se ha asociado la participación de ciudadanos guatemaltecos. Ahora también se les menciona en el cártel Chiapas – Guatemala.
Es en este cártel donde se vuelve a mencionar, pero esta vez, como se hizo en el 2007 y 2010 con Los Zetas, a exkaibiles del Ejército de Guatemala, además de otros miembros como el paracaidista Óscar Rolando Guitz Can, de 29 años, quien, se supone, es una de las siete víctimas mortales guatemaltecas tras una masacre que ocurrió el miércoles 26 de junio.