Nunca, ningún Presidente de Gua-temala ha acumulado tanto poder y riqueza, desde el inicio de ese pomposo eufemismo llamado la “era democrática”, como el Presidente Giammattei. Con una perseverancia digna de encomio, y dicho por él mismo, a puro tarjetazo, se sostuvo como eterno candidato, hasta que la coyuntura y un reducido grupo de militares de baja, en un elemental, pero certero análisis político concluyó, que la posibilidad del farsante, pero perseverante Doctor, de llegar a la Presidencia de Guatemala era real. Cuando despertó, el Dinosaurio era presidente.
El certero análisis de este pequeño grupo de militares se basaba en dos supuestos que se harían realidad. EL PRIMERO, que la Corte de Constitucionalidad, controlada todavía en ese tiempo por el excomisionado de la CICIG y la embajada no dejaría participar como candidata a Zury Ríos, y EL SEGUNDO, que el sistema, por “razones de Estado” aunque ganara en primera vuelta, haría hasta lo imposible para que Sandra Torres, no ganara la segunda vuelta, exacerbando el antivoto y los anticuerpos que su candidatura generaban en ese momento. Elemental, mi querido General Watson.
En realidad, los verdaderos artífices de la victoria de Giammattei fueron, una Corte Celestial sesgada ideológicamente que le escamoteó a Zury Ríos la posibilidad de competir y ganar en esa elección, y un sistema que impidió, por malquerencias vinculadas con el pago de impuestos, que Sandra Torres ganara en la segunda vuelta, además del apoyo “extraoficial” del entonces presidente, quien canalizó millonarias sumas de dinero a través de su maletero oficial, un pesado Ministro de Estado, hoy prófugo de la justicia.
Este grupo, con precisión castrense, puso a disposición del candidato que no quería ser recordado como un hijo de puta más, recursos y logística, en el marco de un proyecto electoral, al que se fueron sumando toda la escoria y el chingaste que había sido excluido o marginado de los partidos PP, Lider y la UNE. Los desechos políticos que como en El juego del Calamar no tenían a donde ir. “Todos los que estáis aquí os encontráis en una situación límite… tenéis deudas que no podéis pagar… os estamos dando una oportunidad de competir o morir”.
Muletazo por aquí, muletazo por allá, “el elegido” llegó a la segunda vuelta, con apenas 615 mil votos, asegurándose con esa irrisoria cantidad de votos, una victoria presidencial que era bola cantada y cuya legitimidad fue duramente cuestionada en su momento, para caer rápidamente en el olvido al que nos tienen acostumbrados nuestros poderes fácticos.
Así, después de cuatro horas de espera, y de saludar a Raymundo y medio mundo, el Presidente electo eligió la canción A mi manera, el himno de los ganadores en la vida, cuya letra Comme d’habitude fue escrita por el francés Claude François sobre una servilleta de papel y popularizada por Paul Anka, para hacer su triunfal ingreso al Teatro Nacional el 14 a las 18.
Sin esposa, acompañando de su hija, transgrediendo las normas no escritas de la puntualidad y el buen gusto, envió el desapercibido mensaje subliminal que durante su gobierno las cosas se harían, como en efecto se hacen, a su manera. Asombrosamente, en forma premonitoria, el Vicepresidente eligió para ingresar, acompañado de su hija, la canción Fronteras, de Gaby Moreno. “Quien sabe lo que mañana nos quisiera regalar. Hoy es todo lo que tengo. Lo voy a atesorar” En efecto, ese continúa siendo su mejor tesoro.
Dos años después, el Presidente gobierna a su manera, repartiendo a diestra y siniestra el Presupuesto nacional, para comprar diputados, jueces, magistrados, militares, diputados, alcaldes, bajo la elemental lógica que el que paga manda. habiendo cooptado con pasmosa rapidez todos los poderes del Estado y organizaciones gubernamentales, incluido el Insivumeh.
Apoyado interesado e irrestrictamente, hasta cuando deje de ser útil, por la cúpula de la elite económica y la cúpula militar y ante el inexplicable silencio de la Conferencia Episcopal, la cual dejó de ser, hace tiempo, un referente moral, el Presidente tropicalizó la balada de Claude François por el repetitivo sonsonete del Mambo del Taconazo del inmortal Pérez Prado. Miguelín bun, Miguelín bun, Miguelín ban Miguelín ban, este es Mambo del Muletazo.
Tal es el poder del Presi-dente, que también se convirtió en el amo y señor de las principales candidaturas presidenciales arrogándose un derecho de veto sobre las mismas, debido a su control sobre la Corte de Constitucionalidad y el Tribunal Supremos Electoral, chantajeando o manipulando a los futuros candidatos, prometiéndoles el oro y el moro, mientras que subrepticiamente prepara la candidatura oficial, cuya candidata probablemente sea una ministra en funciones, porque según él, a su manera, “Vamos volverá a ganar las elecciones”. El futuro ya está aquí.
De esta cuenta y gracias a “su manera de gobernar” en tan solo dos años, la otrora Capitanía General es uno de los países más rezagados en América Latina. Las canciones mienten, las estadísticas no. Guatemala tiene uno de los índices de cociente intelectual más bajos del mundo, un 47.72, mientras que en Japón, por ejemplo, es de 106.28. La estatura de las niñas de Guatemala, las de Jose Martí, está entre las más bajas del mundo con 1.50 metros promedio y en cincuenta años tan solo han logrado aumentar su estatura un centímetro. La altura promedio de las mujeres holandesas es de 1.70 metros. En Guatemala el 49.8 por ciento de los niños sufre de desnutrición infantil crónica, mientras los diputados se recetan millones en alimentos.
En el ramo de la educación, según estudios de la UNESCO, Guatemala ocupa los últimos lugares en calidad educativa en todo el Continente, según la última prueba ERCE (Estudio Regional Comparativo y Explicativo de los factores que inciden en el aprendizaje de los niños), ocupando los últimos lugares en lectura y matemáticas y, según dicho estudio, no vamos mejorando, sí que iremos de mal en peor. Otro estudio nos pone en último lugar en cuanto a la vacunación de primera dosis, pauta inicial y refuerzo contra el COVID a nivel latinoamericano, ocupando Cuba y Chile los primeros lugares.
Por su manera de gobernar, no es de extrañar que en el ranquin de aprobación de mandatarios americanos elaborado por Real Time Data (RTD) en el año 2021, nuestro Frank Sin atractivo, aunque le pele, ocupe el penúltimo lugar con 18 por ciento de aprobación y 82 por ciento de desaprobación, mientras que el residente Bukele cuenta con un 71 por ciento de aprobación y un 29 por ciento de desaprobación.
Como diría el rey Lear, protagonista de una de las tragedias de Shakespeare, que trata sobre la ingratitud filial (ojo principito), la vejez y la locura. “Qué época tan terrible esta, en que unos idiotas gobiernan a unos ciegos”. Qué época tan terrible esta, donde el alfabeto griego, se ha confabulado con el idioma cakchiquel, para crear el virus más contagioso de todos, que no es el ómicron, sino su variante más perversa, el Eleq’on.